
El vínculo entre un narrador y su editor, eje del nuevo libro de Alejandro Zambra
Foto: Prensa. El editor Andrés Braithwaite comenzó a leer a Alejandro Zambra cuando editaba sus notas en un periódico, pero ese vínculo creció y se extendió hasta llegar a la obra literaria del autor chileno, constituyendo ahora un punto culminante con la publicación de 'Un cuento'. de Navidad', un libro en el que ambos comparten ese diálogo en el que uno escribe y el otro edita mientras los lectores presencian la historia de esa sociedad.
En el prólogo de este libro publicado por Gris Tormenta, Braithwaite (Santiago de Chile, 1959) destaca que no es un escritor sino un editor y sobre esa sociedad que a veces se conforma temporalmente pero otras veces se sostiene en el tiempo y trasciende formatos, géneros. y marcos. En su obra -como en el caso de los dos protagonistas de esta historia- asevera: 'Lo importante de un libro sucede fundamentalmente en ese diálogo entre dos solitarios, el que escribe y el que edita '.
Mientras el que edita puede sonreír ante la satisfacción del trabajo realizado y el que escribe sale de la soledad 'para ejercer la dolorosa responsabilidad de la autoría paseándose por cada feria del libro y cena que le ponen por delante', el editor aporta esa complicidad. Lo que se genera en el proceso de escritura es lo que Zambra expresa en 'Un cuento de Navidad'.
Braithwaite, también editor de autores como Enrique Vila-Matas y Juan Villoro, supone conocer los hechos retomados por el narrador y dice en el prólogo que Zambrotta o Zambrita -como admite que a veces le llama- había hecho de él un condición para la producción del libro. que el prólogo estuvo a cargo de él.
Este cuento navideño repasa el momento en el que un escritor, poeta y, sobre todo en aquella época, periodista, conoce a un editor llamado David Tightwad, quien le ofrece la posibilidad de hacer reseñas literarias. 'Me ofreció formalmente el trabajo e inmediatamente sentí que el mundo se había transformado en un lugar apasionante', afirma.
En diálogo con Télam, Zambra (Santiago de Chile, 1975) dice que escribió 'una versión preliminar de este cuento hace años y ahí quedó, como tantos otros manuscritos, durmiendo el sueño incómodo de los proyectos inconclusos'.
Zambra dice que escribió 'una versión preliminar de esta historia hace años y ahí quedó, como tantos otros manuscritos, durmiendo el sueño incómodo de los proyectos inconclusos'.
'Más tarde, cuando descubrí la colección Editor de Gris Tormenta, que me fascinó, se reactivó mi interés por esa historia y visualicé el libro con 'vigas vistas' y prólogo de Andrés, tal como está ahora. Por suerte para Mau y A Jacobo, de Gris Tormenta, les gustó la idea', destaca sobre el trabajo que los responsables del sello aceptaron de inmediato.
'Un cuento de Navidad' forma parte de esa colección, en la que la propuesta es revelar desde primera persona las tramas que se van armando en el proceso de construcción de un libro . Con ese objetivo, la colección reúne memorias y ensayos literarios sobre los largos e inesperados procedimientos detrás de las múltiples tareas editoriales: creación, corrección, traducción y publicación; Diseño, crítica y edición.
En esa colección se encuentran los libros 'El color favorito', de la periodista y poeta Valeria Tentoni; 'Fail Again', del escritor Alan Pauls; y 'Una vocación de editor', del editor Ignacio Echevarría, entre otros.
Idas y vueltas sobre palabras, jornadas de escritura, lecturas y correcciones en la escritura que luego se extendieron en el bar o reuniones que se generaron espontáneamente en la casa de Tightwad están dando forma a esta historia que Zambra escribió y Braithwaite editó. Los dos aceptaron este desafío pero la presencia del otro era una condición y ese trabajo paralelo recorre el texto.
La palabra de Braithwaite está en las notas a pie de página que funcionan como marcas, anotaciones o subrayados y constituyen una voz en off aguda, perspicaz y tierna al mismo tiempo. -¿Dudado? O cambiar 'preciso' unas líneas más tarde', sugiere o propone el editor. Más tarde señala: 'No entiendo mucho esta frase. De hecho, estoy muerto. Me voy a dormir. Continuaré mañana'. Todo eso y mucho más es parte del intercambio que marca el libro.
'Me tomó un tiempo convencerlo. Pero una vez que acordamos cómo sería el proceso, todo fluyó. Dobles espacios y 'mordiscos' aparte, supongo que los hubo, Andrés editó una sola vez. Y desde el principio estuvimos de acuerdo en que no resolveríamos las observaciones, que quedarían ahí, a disposición de los lectores', describe Zambra el formato que propuso y su editor aceptó.
Un punto de inflexión en esta relación es la muerte del escritor Roberto Bolaño, autor admirado por los dos protagonistas , cuyo fallecimiento convierte a Taciturno en el autor de la nota central del diario en el que trabajaban, algo insólito porque su tarea se concentraba en la edición. Esa noche el trabajo en la redacción se extiende hasta el bar y luego el periodista lleva al editor a casa. No se despidieron, parecía que podían compartir el silencio como gesto de comunión ante el dolor que representaba aquella muerte.
Pero también es un libro de Bolaño el que genera el conflicto que interrumpe este vínculo: '2666', la novela póstuma del chileno que el narrador leyó y revisó con urgencia para el diario y cuyo ejemplar le reclamó después el Taciturno.
La continuidad de ese vínculo lo demuestra 'No leer', un libro de crónicas, reseñas, críticas que escribió Zambra y editó, por supuesto, Braithwaite, quien también fue el responsable de la recopilación que las convirtió en un libro que se publicó durante por primera vez en 2010 y tuvo una versión ampliada en 2018 que incluía, por ejemplo, textos que Braithwaite había rechazado.
'La idea de armar este libro surgió de Andrés Braithwaite, quien también fue quien aceptó mis primeros textos sobre literatura, a mediados de 2002, cuando comencé a escribir reseñas para el diario Las Últimas Noticias', escribió Zambra en el prólogo.
'Cuando dejé Las Últimas Noticias supe que extrañaría mucho a Andrés Braithwaite, en ese momento uno de mis mejores amigos. Extrañaría esa amistad, puesta a prueba semana tras semana, porque él miraba mis textos como si su vida se fuera. Y 'también extrañaría la seguridad que me dio saber, al escribir, que Andrés trataría sinceramente de mejorar mis primeras versiones, muchas veces extrañas', destaca Zambra en 'No leer'.
Y así regresa a esa dupla vital, imprescindible para animarse a dejar un texto escrito para ser visto por muchos: el de la primera mirada que puede funcionar como filtro, como barrera para el cuidado de esas palabras, en definitiva de esa exposición. .
Zambra señala en ese prólogo que después de escribir para Las Últimas Noticias pasó a escribir para El Mercurio y La Tercera y hubo muchas ocasiones en que un artículo no lo convenció se imaginaba a Braithwaite 'fumando y tomando un café bien fuerte'. mientras lees tu texto.
Si algo comparten los dos libros es el impulso de Zambra por incorporar la firma de su editor . 'La vocación de invisibilidad de Andrés Braithwaite -imprescindible, por cierto, en un buen editor- le ha hecho insistir en que elimine su nombre de esta nota. 'Pero es necesario mencionarlo, darle las gracias', dice en 'No leer.'
Mientras que en 'Un cuento de Navidad' lo añade como condición, convirtiendo este libro en una obra con dos protagonistas.
Eso sí, como dice el narrador de 'Un cuento de Navidad', lo que este autor encontró es 'su' editor , aquel con quien puede compartir lo que ha escrito, hacer declaraciones bancarias y discutir por una palabra aunque parezca absurdo tenerla. ese debate. .
Esa complicidad a lo largo de la historia que los une también se expande a la mirada del escritor narrador a quien el editor recomienda, por ejemplo, cómo afeitarse.
El título del libro es la última charla a la que asistimos como lectores . Se sugiere que se llame 'Lo indescriptible', 'Llamadas telefónicas' o 'Editando la vida'. En esa conversación son los protagonistas, pero como lectores podemos imaginar que no serán los últimos sino parte del continuum que mantienen en el tiempo y del que aquí comparten una pincelada.