
El Museo Nacional de Bellas Artes reorganiza su espacio con 170 obras que llegan al CCK
La exposición está ubicada en los pisos sexto y séptimo del CCK (Foto Cris Sille). Cuatro décadas, 170 obras representativas del arte argentino y más de 100 nombres de artistas comparten el espacio privilegiado de La Gran Lámpara del CCK en 'Escenas Contemporáneas', muestra integrada por obras de la colección del Museo Nacional de Bellas Artes que , curada por Mariana Marchesi, propone un guión curatorial que invita a la reflexión y plantea interrogantes sobre problemáticas instaladas en la sociedad.
'Escenas contemporáneas. Recorridos por la colección del Museo Nacional de Bellas Artes. Arte argentino 1960-2001' , tal es el título de la amplia exposición, está compuesta por cinco ejes que transitan por temas y reúnen diversas obras del museo. colección que sale una vez más de su edificio histórico y se instala de una forma nueva en el CCK.
La propuesta invita a 'abrir preguntas desde las imágenes', como explica la curadora, a través de recorridos independientes que recorren la historia, la memoria, la identidad, los cuerpos y la práctica artística, y los contextos de producción en las últimas cuatro décadas del siglo XX, que explora desde nombres sugerentes como 'Desafiando las reglas del arte', 'Imágenes, historia, memoria', 'La persistencia de la pintura', 'Abstracción. Identidad americana' y 'Repensar los cuerpos'.
'Nos interesaba mucho la sinergia de una institución centenaria y tradicional como las Bellas Artes con este formidable centro cultural, el más moderno, grande y dinámico de la Argentina. En ese sentido se juntan los extremos. Las Bellas Artes tiene 13 mil obras y muestra aproximadamente un 10%', dice Andrés Duprat, director del Museo Nacional de Bellas Artes.
La exposición es gratuita y de entrada gratuita (Foto Cris Sille). La exposición es una selección de unas 170 obras que no se exponen habitualmente, pertenecientes a la colección de Bellas Artes que invita a 'reflexionar y debatir nuevos temas y cuestiones', y de alguna manera, facilita la apertura de significados y nuevos enfoques a estas obras y sus contextos de producción como parte del patrimonio nacional. A su vez, el proyecto plantea la necesidad de reconstruir algunas obras y dinamiza esos baches patrimoniales que se subsanan con las donaciones de los artistas premiados en los Salones Nacionales.
El montaje en un espacio tan diferente al del museo articuló entre ambas instituciones y sus equipos de trabajo esta propuesta de 'recorridos por las últimas cuatro décadas del siglo XX, planteando problemas sencillos que tienen que ver con pensar la historia en la encrucijada con imágenes, arte más allá de la pintura y la escultura, nuestra identidad latinoamericana y también los cuerpos desde los años 60', explica Marchesi, quien refiere que cada uno de los accesos a la sala introduce las 'pequeñas muestras' a explorar según los intereses del visitante, más allá la exposición en su conjunto.
'El objetivo principal es acercar la colección e invitarnos a pensarla desvinculada de la idea de producto sellado, dado que las imágenes interpelan a la sociedad, al público y que a partir de ellas se puede generar conocimiento', dice el curador en diálogo con Télam.
Marchesi afirma que el 'interés tiene que ver con difundir la colección de arte argentino inédito, sobre todo el más contemporáneo', y que de ahí parte la selección. Si bien hay una cronología subyacente, 'la idea era romper un poco con esa idea de que las obras o los productos culturales tienen que ser pensados como insertos en un determinado contexto, también hay una posición de quién mira o, muchas veces, quién es actuar juntos, porque muchos trabajos son participativos y dependen de cuando se cuestionan unos a otros', explica.
(Fotos Cris Sille)El curador alude como ejemplo a la obra de Roberto Jacoby 'con su mirada retrospectiva a 1968, año emblemático', o la obra de la serie federal de Felipe 'Yuyo' Noé, 'que en los albores del surgimiento de la neofiguración' permite 'Seguir pensando, qué está pasando con la violencia en la historia argentina'.
Ubicado en los pisos sexto y séptimo del CCK , el conjunto expuesto incluye pinturas, grabados, esculturas, fotografías e instalaciones, destacando un recorrido que ocupa el piso sexto con la escultura de Juan Carlos Distéfano 'El mudo' (1973) que habla de las primeras desapariciones, los carteles explícitos de Juan Carlos Romero o las obras de Ricardo Carpani que permiten pensar los problemas sociales surgidos con la proscripción del peronismo y aquella breve 'primavera democrática', entre una mayoría de dictaduras militares que asolaron el país. También las obras de Diana Dowek -entre ellas 'Lo que vendrá' inspirada en las revueltas sociales de los años 60-, hasta el cuadro de Noé titulado 'La anarquía del año XX' (1961).
Un conjunto que se completa con las conocidas fotos de Adriana Lestido sobre las Madres de Plaza de Mayo, el testimonio del 'Partenón de libros' de Marta Minujín , la instalación 'Manos frontales' (1976) de Carlos Alonso censurada en la tiempo, o pinturas de Antonio Berni que trabajan desde lo simbólico, hasta la crisis neoliberal de 2001 que cierra este recorrido con la fotografía de Juan Travnik de la serie Bancos.
Aquí se propone leer la historia en las imágenes, pensarla desde las respuestas de los artistas y sus obras a sus contextos específicos, y 'reflexionar sobre el lugar de la sociedad en la construcción de la historia y la memoria'. A modo de cronología visual, la curadora, se detiene en el Cordobazo (1969) y la crisis económico-política y social de 2001, dos hitos de 'la insurrección urbana que quedan en el imaginario' como acciones colectivas, transformadoras.
En esa alternancia de democracia y dictadura, y una posterior reparación del tejido social, 'las imágenes abordaban las ideas de violencia, libertad, destrucción y reconstrucción y se alzaban como un grito de libertad, como vehículos de reivindicación de derechos y demandas'. , indica el curador.
El Ministro de Cultura, Tristán Bauer (Foto Cris Sille). Y como paso entre una planta y otra, se señala la irónica instalación de Pablo Suárez 'Los que comen arte' (1993), una especie de antesala de los restantes núcleos que se encuentran dispersos en la planta superior.
Por otro lado, si bien el museo cuenta con la colección pictórica más grande del país, la selección de pinturas se limitó a la década de 1980 y sintoniza con la idea de 'pintar más allá de la pintura', con obras de Nicolás García Uriburu, Marcia Schvartz, Guillermo Kuitca, Elba Bairón ('La naturaleza muerta') y conceptualmente con 'Seis huevos en un plato', de Eduardo Costa, quien reflexiona sobre la creación de objetos hechos directamente de la materia pictórica.
También forman parte del itinerario expositivo Emilio Renart, Liliana Porter, Delia Cancela y Pablo Mesejean, Margarita Paksa, Rogelio Polesello, Alejandro Puente, Oscar Bony, Edgardo Giménez, Víctor Grippo, Alejandro Kuropatwa, Marie Orensanz y Helen Zout.
Así como Sara Facio, Alicia D'Amico, Liliana Porter, Noemí Escandell, León Ferrari, Liliana Maresca, Narcisa Hirsch, Antonio Seguí y Graciela Sacco, como parte de la extensa lista.
Uno de los ejes se basa en el desarrollo tecnológico , el auge de los medios de comunicación de masas y la inmediatez, que 'configuraron una nueva sociedad, marcada por el vértigo y la rapidez con la que circulaban las imágenes', a partir de la cual surgieron nuevas formas de mirar el mundo y una vanguardia. garde que buscaba 'trascender los límites de la pintura y la escultura, para integrar el arte y la vida, la alta y la baja cultura, el espacio real y el de la representación'. Fue un tiempo en que las propuestas estéticas pasaron de objetos artísticos únicos 'a experiencias multiplicables que fusionaron disciplinas artísticas', según Marchesi, y también un tiempo para salir y actuar sobre la realidad.
La exposición se puede visitar de miércoles a domingo de 14:00 a 20:00 horas en los pisos sexto y séptimo del CCK (Foto Cris Sille). (1963-1964) de Julio Le Parc, 'La ciudad hidroespacial' de Gyula Kosice (1969-1970) y la obra reconstruida de David Lamelas, entre otros, como parte de estos desafíos a las reglas.
La abstracción e identidad americana desde el pensamiento fuertemente promovido en la década del 70 retoma la tradición de los pueblos originarios y permite 'pensar una estética regional', ubicada en y desde el sur, y afín al pensamiento del filósofo Rodolfo Kush. En el caso del arte, tomando como punto de partida el universalismo constructivo proclamado por el pintor uruguayo Joaquín Torres García en la década de 1930, artistas y críticos culturales recuperan los diseños abstractos existentes en los tejidos, la cerámica y la arquitectura amerindia y buscan 'fortalecer la noción de que el arte abstracto, constructivo, tiene sus raíces en nuestras culturas ancestrales más que en las vanguardias occidentales'.
El itinerario también lleva a pensar la diversidad y las minorías sexuales como esferas de disidencia . Como explica Marchesi, las 'nuevas visiones sobre el cuerpo desafiaron tanto los modelos sociales establecidos como la tradición artística'. En las últimas décadas del siglo XX, 'muchas imágenes y acciones sirvieron de soporte y detonante de posturas críticas e ideológicas que van más allá del mero gesto irreverente para convertirse en imágenes transgresoras y desobedientes' en su acercamiento al cuerpo como medio de expresión estética. acción y 'como problema político', dice el comisario.
Este es 'un tema que está muy presente y que obviamente nos interpela a todos hoy como sociedad, que tiene que ver con la forma en que se empieza a pensar el cuerpo desde otro lugar desde los años 60 hasta ahora', especifica Marchesi.
Y agrega que es una necesidad que debe ser satisfecha 'porque las imágenes activan, producen conocimientos o crean situaciones muy diferentes a las que pueden darse en otras instancias de aprendizaje'.
Con entrada libre, la exposición podrá visitarse de miércoles a domingo de 14:00 a 20:00 horas, en el espacio de la Gran Lámpara del CCK (pisos sexto y séptimo), en Sarmiento 151 (CABA)