
Editores de literatura infantil y juvenil exigen acciones contra la subida del precio del papel
Foto: Camila Godoy.(Archivo).
Más de 40 editoriales especializadas en Literatura Infantil y Juvenil exigieron una 'regulación urgente' de los precios del papel para 'poder seguir produciendo libros en el país' , demanda que surgió ante 'los precios escandalosos que un puñado de empresas imponen al papel, la cartones y cartones, prácticamente los más altos del mundo, lo que hace que sea más barato imprimir en el exterior que en la Argentina ', dicen.
Esta situación se da en un escenario en el que 'las ventas de libros disminuyen mes a mes y el dinero que ingresa se está desvalorizando significativamente' , por lo que 'las editoriales no pueden reunir el dinero necesario para imprimir novedades o hacer reediciones y estamos vaciando nuestros cuidados catálogos'. de forma irremediable', explican en un comunicado los responsables de hacer libros ilustrados, tradicionales o tipo álbum, esos de cartón duro para poder morder y seguir leyendo en la primera infancia o esos otros pop-up con figuras recortables que se mueven y salen de las páginas, que pueden acompañar toda la vida de un lector.
La candidatura está firmada por 42 sellos infantiles y juveniles : desde el histórico Fondo de Cultura Económica hasta referencias de libros ilustrados para todas las edades como Zorro Rojo, Musaraña o Mágicas naranjas; pasando por editoriales que ya son clásicos -La brujita de papel, Del naranjo y Riderchild, entre ellas- voces de la edición independiente que van desde Iamiqué, Ralenti, Ojoreja, Libros Silvestres y Abran cancha hasta los libros objeto de Tinkuy y Niño Editor, esos de arte desde La marca editora, para adultos, Arte a port, para más niños, o la cooperativa Muchas nueces hasta los tebeos de Hotel de las ideas y Primavera Revolver.
'Hoy toda la cadena del libro se ve afectada por esta situación desigual' Judith Wilhelm
Para dejar constancia de la situación, Raquel Franco, de Pequeño Editor , recurre a cifras recogidas por la Cámara del Libro: 'el papeleo aumentó en los últimos 12 meses un poco más del 150% y la ilustración un 300%. Son datos del año 2022 Pulp y Ledesma exportan papel a $900 la tonelada y nos lo venden a $2500, en cambio todos los importadores están importando a $1400 la tonelada y nos lo venden entre $6000 y $7500', dijo en diálogo con Télam.
Estas cifras 'han aumentado y obviamente no se detienen', dice Martín Gremmelspacher, responsable de CAL-. El mes pasado aumentaron 14% y ahora en mayo volvieron a aumentar 14%, o sea, están duplicando la inflación, están haciendo lo que quieren'.
Están 'aprovechando' un contexto, dice Gremmelspacher, 'la falta de papel encarece un poco el insumo pero es tremendo lo que está pasando con las fábricas nacionales e importadoras, que cuadruplica la utilidad de la materia prima, cosa que es No se da en ninguna actividad: hay un fuerte trasvase de ingresos de un sector a otro, porque el libro tiene un precio determinado, si no, no se vende, con lo que las grandes empresas se están quedando con la rentabilidad de las editoriales, los diseñadores y así sucesivamente.
Foto: Cris Sille (archivo)
Históricamente, señala, 'el papel representaba el 30% del costo industrial y hoy representa el 55%, esos 25 puntos venían de la rentabilidad del editor, el corrector, el ilustrador, el impresor, el encuadernador, el que lamina el topes, áreas que están aumentando mucho menos que estas tasas, y las papeleras se están llevando esa parte'.
'Hoy toda la cadena del libro se ve afectada por esta situación desigual: las editoriales (no podemos imprimir novedades ni reimprimir títulos descatalogados), la industria gráfica nacional (los impresores no tienen insumos para producir o los tienen a precios desorbitados), autores, diseñadores, correctores (se publican menos títulos) y lectores (los precios de los libros van camino de ser inaccesibles)', explica Judith Wilhelm, de Calibroscope editions .
La idea, afirma, es que 'las pocas empresas que producen e importan el papel, el cartón y las cartulinas necesarias para hacer los libros estén reguladas; estamos pagando precios abusivos, muy por encima de los del resto del mundo y que aumentan ( en dólares) muy por encima de la inflación'.
Los libros que 'tienen especial riesgo', señala Wilhelm, 'son los de niños muy pequeños, los que llamamos libros de cartón, que tienen tapas e interiores de cartón y son caros y complicados de producir, y los de tapa dura en general, hay prácticamente no hay cartulina nacional y la que se importa tiene un precio de escándalo, por eso muchos están migrando a la tapa blanda, pero no con todos los títulos se puede hacer, en la infantil la materialidad es muy importante, hay una relación muy estrecha entre el contenido y la forma. '.
La materialidad en este ámbito 'es una variable decisiva de la experiencia lectora -añade Manuel Rud desde Limonero- , no es solo una cuestión de gusto: nuestras editoriales hacen libros de larga duración, que se leen con frecuencia, a los que una y otra vez y que están diseñados para pasar de mano en mano y de generación en generación.El precio del papel (o más bien su manipulación) amenaza no sólo a nuestros catálogos y al sector editorial, sino que inevitablemente dará lugar a que contenidos de valor y necesarios se degraden o no sean disponible en absoluto'.
'Desproteger esta industria tiene consecuencias a largo plazo para la sociedad' Raquel Franco
Muestra de la situación que provoca esta reivindicación colectiva 'es lo que ocurre con las compras públicas de libros: en los últimos años, las editoriales han celebrado la vuelta de los planes de lectura y un importante volumen de adquisición estatal de libros para colegios y bibliotecas, sin embargo, hoy se encuentran ante la absurda situación de no poder afrontar, por la situación actual, la producción de ejemplares para hacer frente a estas compras', relata el texto al que se suman los sellos Comiks Debris, Bambalí, Homo Sapiens, Periplo e Imaginador.
En este contexto, indica Rud, 'el principal reto es seguir publicando y que nuestro proyecto editorial continúe. Encontrar la manera, sin degradar la fabricación de nuestros libros y la calidad y diversidad de nuestros catálogos, de seguir publicando novedades y reediciones'. .
La situación 'requiere medidas urgentes, ya que las consecuencias son alarmantes: el deterioro del ecosistema del libro, que involucra a miles de autores, profesionales, organizaciones, empresas e industrias; y el empobrecimiento de la oferta cultural para niños, con menor variedad de libros, menos prácticas lectoras y menor desarrollo de las funciones cognitivas asociadas', dice el comunicado al que también se adhieren las etiquetas Nazhira, Amauta, La Bohemia, Cuentahilos, TantaAgua y Luminias .
'Desproteger esta industria tiene consecuencias a largo plazo para la sociedad -refuerza Franco-. En la primera infancia el libro físico es fundamental para que los niños adquieran la lectoescritura y el contacto con el código escrito que es muy diferente al lenguaje oral. Si falta el libro físico , si faltan las narraciones, la lectura en voz alta y el intercambio de libros, se están quedando desprotegidas las capacidades de aprendizaje. Estamos siendo miopes'.
'Es imperativo que se implementen políticas que nos permitan seguir produciendo en nuestro país todos aquellos libros que hacen que las editoriales argentinas de libros infantiles y juveniles se destaquen en el mundo por la variedad y calidad de sus propuestas', concluye el pedido de editoriales como Ekeka, Lúdico, Lecturita, De la Terraza, Jacarandá, Mbeditora, Pez Menta y Tres en Línea.
Franco expresó gráficamente que 'todos los libros están en riesgo, Abecedario, una obra bastante icónica de nuestro sello, muy premiada y significativa, no pudimos reimprimirla durante casi un año, no solo porque no teníamos los fondos para hacerlo sino porque no había papel que necesitáramos para hacerlo, finalmente apareció un número y lo alcanzamos sobre la marcha y pudimos reimprimirlo, pero si ese libro se agota este año, no voy a tener los fondos. para hacerlo.'
Hay que entender la forma de comercialización y cómo es la estructura financiera del libro, postula, 'es un negocio de alta inversión y baja rentabilidad, o sea, imprimimos 3.000 libros, o sea, hacemos una inversión para imprimir 3.000, y vendemos a 1, en el plazo, eso quiere decir que en general estamos cobrando libros que se vendieron hace tres meses, con listas de precios de hace tres meses, y esa arquitectura de recaudar fondos para reimprimir es mucho más compleja sin precios claros o una regulación que nos permita anticipar a qué precio podremos imprimir y, por supuesto, cuánto tardaremos en vender una tirada, dado el descenso del poder adquisitivo de la población'.