La reciente celebración del Día de la Poesía, coincidiendo con el centenario del nacimiento del poeta asturiano Ángel González, ha desatado una controversia que pone de manifiesto dinámicas complejas y dolorosas en torno a su legado.
El Instituto Cervantes, bajo la dirección de Luis García Montero autor de una biografía novelada sobre González organizó un homenaje que, sin embargo, dejó marcada por su ausencia a Susana Rivera, viuda del poeta durante casi tres décadas.
Ángel González (1925-2008), figura clave de la Generación del 50 y galardonado con el Premio Príncipe de Asturias de las Letras en 1985, es un autor predilecto para García Montero, cuya amistad con el poeta fue ampliamente reconocida.
El acto conmemorativo congregó a destacados nombres de la literatura española como Juan Cruz, Chus Visor y Benjamín Prado, quienes recitaron poemas del autor y compartieron anécdotas personales.
La presentación de un fragmento del espectáculo Ángel González: Poesía y Vida por Jordina Biosca y David García sirvió como broche a la jornada.
La ausencia más palpable fue la de Susana Rivera, quien reside en Albuquerque, Nuevo México, desde 2018.
Su omisión no solo refleja una falta de reconocimiento personal, sino que se inscribe en un patrón recurrente observado en homenajes anteriores, incluyendo el décimo aniversario de la muerte del poeta en 2018.
Es evidente que existe una voluntad deliberada de marginar a Susana Rivera del ámbito conmemorativo de Ángel González, afirma José Luis García Martín, crítico literario y testigo de la progresiva exclusión de la viuda.
Esta situación es profundamente lamentable, especialmente considerando el papel fundamental que desempeñó en la vida y obra del poeta.
La controversia se agudiza al considerar los antecedentes relacionados con la Fundación Ángel González, creada en 2008.
Tras una serie de discrepancias según fuentes cercanas entre Rivera, entonces presidenta, y los patronos encabezados por García Montero, quienes dimitieron en 2010, la fundación se disolvió sin llegar a consolidarse.
Este episodio, según Rivera, ha sido utilizado para justificar su exclusión de eventos conmemorativos.
Un momento especialmente significativo fue el depósito del legado de Ángel González en la Caja de las Letras en febrero de 2023.
La viuda calificó este acto como nefasto, destacando que su ausencia y la falta de contribuciones suyas al legado reflejan una deliberada estrategia de invisibilización.
La aparición inesperada de Cristina y María Gil Bürmann, presentadas como ahijadas del poeta, añadió un nuevo giro a la trama.
Estas mujeres, hasta ahora desconocidas para el público general, revelaron una relación cercana con González desde su nacimiento en 1965, confirmando que fueron sus padrinos.
La lingüista María Gil Bürmann, actual directora del Instituto Cervantes de Nueva Delhi, vinculó su presencia al conocimiento de este dato por parte de García Montero, sugiriendo una posible manipulación para contrarrestar la ausencia de Rivera.
Es una maniobra maquiavélica, declara Susana Rivera a El Independiente.García Montero está intentando crear una narrativa alternativa para evadir las críticas sobre mi exclusión y difamación.
Rivera también alude a un compromiso incumplido por parte de García Montero en su biografía novelada, donde se comprometió a no revelar detalles íntimos de la vida personal del poeta en Madrid.
La historia revela una compleja dinámica entre el amor, la amistad, la ambición y el resentimiento.
Lo que comenzó como una admiración mutua entre Ángel González y Luis García Montero ha derivado en un distanciamiento marcado por acusaciones de traición y manipulación.
La exclusión sistemática de Susana Rivera de los actos conmemorativos del poeta no solo es una cuestión personal, sino también un reflejo de las tensiones existentes en el mundo literario español y la dificultad para gestionar el legado de figuras emblemáticas como Ángel González.
El caso plantea interrogantes sobre la ética profesional, la responsabilidad institucional y el impacto emocional que tienen las decisiones tomadas por aquellos que custodian la memoria de los grandes artistas.