La industria joyera está experimentando una transformación significativa impulsada por la creciente popularidad de los diamantes cultivados en laboratorio.
Estos cristales, producidos mediante procesos tecnológicos avanzados que simulan las condiciones naturales, están ganando terreno rápidamente y redefiniendo el concepto de lujo accesible para un público cada vez más amplio.
Según proyecciones de Statista, se espera que representen hasta el 21% del mercado global este año, marcando un punto de inflexión en la industria.
Jesse De Leon, fundador y director ejecutivo de Liori Diamonds, una empresa con sede en Nueva York, ha sido pionero en esta tendencia.
Tras iniciar su trayectoria comercializando diamantes naturales, De Leon tomó la audaz decisión de apostar por los diamantes cultivados en laboratorio en 2021.
Vimos una oportunidad emergente y nos arriesgamos, afirma De Leon, quien ha visto cómo su empresa se expande exponencialmente, pasando de ser un negocio individual a contar con un equipo de siete profesionales entre Nueva York y Miami, donde recientemente inauguró una nueva sala de exposición.
Liori Diamonds generó ingresos anuales cercanos a los 7 millones de dólares en 2023.
Un Viaje Desde la Investigación Científica hasta el Consumidor Final
La historia de los diamantes cultivados en laboratorio se remonta a la década de 1950, cuando General Electric realizó los primeros experimentos con esta tecnología.
Décadas de investigación y perfeccionamiento, especialmente con la innovación de la deposición química en fase de vapor, culminaron en métodos comercialmente viables.
Son químicamente e ópticamente idénticos a los diamantes naturales, explica De Leon.La diferencia radica simplemente en su origen: uno se extrae de la tierra y el otro se crea en un laboratorio.
Factores Impulsores del Cambio:
El auge de los diamantes cultivados en laboratorio responde a una confluencia de factores económicos, éticos y ambientales.
La creciente conciencia sobre las prácticas mineras tradicionales, incluyendo preocupaciones sobre diamantes de conflicto financiadores de guerras, ha impulsado la demanda de alternativas sostenibles.
El aumento del costo de vida y la inflación han llevado a muchas parejas a buscar opciones más asequibles sin comprometer la calidad.
Muchos consumidores buscan equilibrar las responsabilidades financieras con el deseo de celebrar un hito importante como el matrimonio, comenta De Leon.
La diferencia de precio es significativa: mientras que los diamantes naturales pueden superar los 40.000 dólares para un diamante de 3 quilates, una piedra cultivada en laboratorio del mismo tamaño suele costar alrededor de 10.000 dólares, representando un ahorro entre el 50% y el 70%, según datos de Sebastian Charles Auctions.
Desafíos y Estrategias:
A pesar del crecimiento sostenido, la industria ha enfrentado desafíos desde 2022, incluyendo una caída general en los precios y una mayor competencia.
Liori Diamonds ha superado estos obstáculos especializándose en diamantes de alta calidad (clasificación D, E o F) y enfocándose en diseños de anillos de compromiso de moda, liderados por el socio comercial de De Leon, Avi Aranbaiev.
Ese enfoque estratégico fue clave para nuestro éxito, reconoce De Leon.
La empresa también ha apostado por la transparencia y la autenticidad, obteniendo certificaciones del Instituto Gemológico de Estados Unidos y acumulando una sólida reputación online con 159 reseñas de cinco estrellas en Trustpilot.
La estrategia digital, que incluye una fuerte presencia en Instagram y TikTok, ha sido fundamental para llegar a un público joven y conectado.
El Futuro Brillante de los Diamantes Sintéticos:
Con la creciente aceptación del comercio electrónico y la educación continua del consumidor sobre las ventajas de los diamantes cultivados en laboratorio, el futuro se presenta prometedor.
La gente suele asumir que son falsos, pero no lo son, enfatiza De Leon.Es como elegir hielo del congelador en lugar de escalar una montaña para conseguirlo.
El éxito de Liori Diamonds es un testimonio de la capacidad de innovación y adaptación en la industria joyera, demostrando que el brillo del futuro reside en la convergencia entre la ciencia, la ética y el diseño.
