Activista marroquí inicia huelga de hambre denunciando restricciones a su libertad de movimiento
Rabat El reconocido periodista e historiador Maati Monjib, figura emblemática del panorama intelectual marroquí y conocido defensor de la libertad de expresión, ha iniciado una nueva huelga de hambre para protestar contra la persistente prohibición de abandonar el país.
Esta acción se suma a un historial de confrontaciones con las autoridades marroquíes, marcadas por acusaciones que él califica de fabricadas y que considera una persecución política.
Monjib, de 63 años, relató en su página de Facebook que la medida restrictiva fue impuesta tras serle impedido viajar a París para impartir una conferencia sobre los acontecimientos de la Primavera Árabe en Túnez (2011-2021).
La prohibición se emite en el marco de una investigación judicial por supuesto blanqueo de capitales, cargos que Monjib rechaza rotundamente.
Estoy en huelga de hambre desde ayer y hoy y mañana participaré en una sentada pacífica en el Consejo Nacional de Derechos Humanos en Rabat para denunciar esta flagrante violación de mis derechos ciudadanos, declaró Monjib a El Independiente.
Un historial de controversias y restricciones
Este incidente no es aislado.Desde 2020, Monjib se encuentra impedido de salir del territorio marroquí, mientras que sus bienes incluida su vivienda, vehículo y cuenta bancaria permanecen bloqueados desde hace más de cuatro años.
En octubre de 2022 ya había emprendido una huelga de hambre por la misma razón.A principios de 2021, tras cumplir tres meses de prisión preventiva, fue liberado provisionalmente después de una primera huelga de hambre que duró veinte días.
A pesar de haber sido indultado por el rey Mohamed VI a finales de julio de 2024 tras ser condenado en primera instancia a un año de prisión firme por fraude y atentado contra la seguridad del Estado (en un juicio iniciado en 2015), Monjib denuncia que las restricciones persisten.
Se le impide retomar su puesto como profesor universitario en la Universidad Mohammed V de Rabat, lo que agrava aún más su situación personal, al verse separado de su familia residente en Francia.
Implicaciones y contexto político
El caso de Monjib ha generado una profunda preocupación a nivel internacional.
Organizaciones como Reporteros Sin Fronteras, el Comité para la Protección de Periodistas, Amnistía Internacional y el Parlamento Europeo han expresado su inquietud por la situación del activista y han instado al gobierno marroquí a cesar las hostilidades y retirar los cargos que considera infundados.
El caso Monjib es un claro ejemplo de cómo se utiliza el sistema judicial para silenciar voces críticas, afirma Nadia Benjelloun, experta en derechos humanos especializada en Marruecos.
La prohibición de salir del país, incluso tras un indulto real, y la congelación de bienes son tácticas que buscan intimidar y coartar la libertad de expresión.
Monjib ha denunciado haber sido víctima de vigilancia digital mediante el software espía Pegasus, lo que revela una preocupante erosión de las garantías fundamentales en Marruecos.
Su participación como acusador particular en el caso Qatargate, junto con otras víctimas marroquíes de Pegasus, subraya la dimensión transnacional de esta problemática y su impacto en la integridad democrática.
La situación de Monjib pone de manifiesto una tensión creciente entre las autoridades marroquíes y aquellos que defienden un mayor espacio para la libertad de expresión y el debate público, planteando interrogantes sobre el compromiso del país con los principios de derechos humanos y estado de derecho.
El impacto emocional en el activista y su familia es innegable, mientras lucha por recuperar sus derechos fundamentales y denunciar lo que considera una persecución injusta.