La crisis política en Venezuela se intensifica al aproximarse el día crucial de la toma de posesión presidencial.
Nicolás Maduro y Edmundo González Urrutia, ambos proclaman ser legítimos presidentes para el periodo 2025-2031, generando una profunda incertidumbre sobre el futuro del país.
En un contexto marcado por la tensión, el ministro del Interior, Diosdado Cabello, anunció la detención de Enrique Márquez, excandidato presidencial, y Rafael Tudares, yerno de González.
Estas acciones se enmarcan en una escalada represiva que busca silenciar a la oposición.
Cabello amenazó con arrestar a exmandatarios latinoamericanos que acompañen a González en su regreso a Caracas, lo que ha generado condena internacional por parte de organizaciones defensoras de los derechos humanos y gobiernos extranjeros.
Este tipo de acciones ilegales sólo buscan consolidar el régimen dictatorial y perpetuar la violación de los derechos fundamentales de los venezolanos, declaró un portavoz del Alto Comisionado para los Derechos Humanos de las Naciones Unidas.
María Corina Machado, líder opositora prominente, convocó a una protesta este jueves en respuesta a la toma de posesión cuestionada de Maduro, mientras que el chavismo organizó una concentración paralela en apoyo al mandatario.
La situación se agudiza con la inminente llegada de González, quien busca legitimar su gobierno frente a la comunidad internacional.
La incertidumbre sobre su recibimiento y las represalias del régimen podrían desatar un nuevo capítulo de violencia y conflicto en Venezuela.
La escalada de represión es una clara señal de que Maduro teme al pueblo venezolano, expresó un analista político experto en la región.
La comunidad internacional debe tomar medidas contundentes para presionar al régimen a garantizar el respeto a los derechos humanos y la celebración de elecciones libres y justas.