La Ausencia de Von der Leyen Deja a la UE en una Posición Débil

La reciente baja por neumonía de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha puesto de manifiesto la fragilidad del liderazgo institucional en la Unión Europea.

Si bien es cierto que su estilo de gestión centralizada había generado debate previamente, la actual ausencia de la alemana ha dejado a Bruselas sin una figura dominante capaz de afrontar los retos emergentes.

Este vacío de poder se hace especialmente evidente en un contexto internacional marcado por la creciente tensión con Estados Unidos bajo la nueva administración de Donald Trump.

El anuncio del presidente estadounidense sobre el deseo de incrementar el gasto militar de los aliados europeos hasta el 5% del PIB, una cifra inalcanzable para muchos países miembros, ha sido recibido con silencio por parte de la UE.

La UE tardó en reaccionar ante las intenciones de Trump con Groenlandia y su mensaje fue demasiado ambiguo, apunta Sergio Príncipe, doctor y profesor de la Universidad Complutense.

La falta de respuesta contundente ante estos desafíos por parte de la Comisión Europea genera preocupación entre los expertos.

El silencio de Bruselas también se extiende a otros temas cruciales como la postura de Elon Musk frente a las plataformas digitales.

Muchos consideran que la UE debería tomar una posición más firme, aplicando las normas existentes para evitar que empresas como X (anteriormente Twitter) operen sin control.

Si la propia Comisión no se cree las propias directivas que aprueba, es un problema, advierte Príncipe.

La falta de liderazgo y la ausencia de figuras con peso político en Bruselas se convierte en una debilidad notable para la Unión Europea, especialmente ante un panorama internacional cada vez más complejo y competitivo.

La situación actual pone de manifiesto la necesidad de una mayor horizontalidad dentro de la Comisión Europea, con la delegación de responsabilidades a otros miembros del equipo que puedan tomar decisiones con autonomía.

La dependencia excesiva de Ursula von der Leyen como única voz central debilita la capacidad de respuesta de la UE ante los desafíos que enfrenta.