El presidente saliente de Estados Unidos, Joe Biden, ha anunciado la commutación de las condenas desproporcionadas impuestas a cerca de 2.500 reclusos que cumplen sentencias por delitos no violentos relacionados con drogas.
Esta decisión, calificada como un paso crucial para corregir errores históricos, se produce tres días antes de entregar el poder al presidente electo Donald Trump.
La Casa Blanca sostiene en un comunicado que las penas impuestas a estos individuos son excesivamente largas en comparación con las actuales leyes y prácticas.
Estas personas cumplen condenas desproporcionadamente largas en comparación con las que recibirían hoy en día según las leyes, políticas y prácticas actuales, afirma el documento.
La medida busca corregir errores históricos, corregir las disparidades en las sentencias y brindarles a las personas que lo merecen la oportunidad de regresar con sus familias y comunidades después de pasar demasiado tiempo tras las rejas.
Esta acción se suma a otras medidas de clemencia implementadas por Biden durante su mandato.En diciembre pasado, el presidente anunció la commutación de las penas de 37 de los 40 individuos condenados a muerte a nivel federal que cumplían cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional.
Concedió el indulto a cerca de 1.500 estadounidenses, cifra récord en un solo día, quienes han demostrado una rehabilitación exitosa y compromiso con la seguridad de sus comunidades.
Biden también se ha destacado por otorgar indultos categóricos a personas condenadas por simple posesión de marihuana y a exmiembros del ejército LGBTQI condenados por su orientación sexual.
Expertos analizan si estas medidas responden a un genuino deseo de justicia social o son un acto político en el final de su mandato.
Es importante evaluar el impacto real de estas acciones sobre las comunidades afectadas, señala un experto en derecho penal.
Se necesita tiempo para comprender si realmente se están corrigiendo los errores históricos y abarcando la desigualdad en el sistema judicial.
La decisión de Biden ha generado debate e incertidumbre sobre el futuro del sistema penitenciario estadounidense.