Un nuevo incendio descontrolado, apodado Kenneth, se ha declarado en el norte de Los Ángeles, añadiendo un nuevo capítulo a la ola devastante de incendios que azota la ciudad.

Este siniestro, avivado por los fuertes vientos de Santa Ana, se encuentra actualmente activo y amenaza comunidades y infraestructuras cercanas.

El Servicio de Bomberos de Los Ángeles (CalFire) ha emitido órdenes de evacuación urgentes para las poblaciones de West Hills, Valley Circle, Ingomar, Woodlake y Burbank, ante el rápido avance del fuego que ya abarca 20 hectáreas y 50 acres.

Las condiciones climáticas adversas, con vientos persistentes que complican la labor de los bomberos, añaden una capa de incertidumbre a la situación.

El terreno es desafiante y los vientos son un factor crucial en la propagación del incendio, ha declarado un portavoz de CalFire.

Estamos trabajando incansablemente para contener el fuego y proteger las vidas y propiedades.

Este nuevo incendio se suma a los cinco que ya afectan a Los Ángeles desde el pasado 7 de enero, creando una crisis sin precedentes en la región.

El foco principal de estos incendios se encuentra en la costa del Pacífico y Santa Mónica, con el Pacific Palisades como uno de los barrios más afectados.

El incendio en Pacific Palisades, un área residencial de gran afluencia económica, ha arrasado con más de 7.000 hectáreas desde el pasado martes, obligando a la evacuación de decenas de personas.

Es devastador ver cómo nuestras casas y vidas se consumen por las llamas, declaró una residente de Pacific Palisades, visiblemente afectada por la situación.

En total, los incendios en Los Ángeles han cobrado la vida de siete personas, han arrasado más de 11.000 hectáreas y destruido más de 5.000 estructuras desde su inicio.

El panorama actual es preocupante, con expertos advirtiendo que las condiciones climáticas propicia un alto riesgo de incendios en los próximos meses.