El panorama político mundial se encuentra en constante evolución, con figuras como Donald Trump y Elon Musk liderando una nueva corriente que desafía el modelo tradicional de la democracia.

Este cambio, según expertos, se basa en la creciente crisis de los sistemas democráticos actuales y la incapacidad de la clase política para adaptarse a las exigencias del mundo moderno.

Si no mejora la calidad de la política y sus sueldos, la élite no vendrá a ella, advierte un analista político.

Nos gobernará el capital intelectual, jóvenes empresarios, emprendedores, profesionales rechazados por los partidos, y profesionistas experimentados en sus labores.

Este fenómeno se traduce en una confrontación entre una clase política tradicional, de poca preparación, con oficios en el olvido y bajos salarios, frente a una nueva élite económica con un lenguaje y herramientas que la política tradicional no comprende.

Trump, según algunos especialistas, fue pionero en este cambio.Su segundo mandato, aseguran, será menos ideológico pero mucho más economicista, priorizando la protección de los intereses estadounidenses y el crecimiento económico, incluso si ello implica afectar a otras naciones.

Para hacer grande a América otra vez se requiere de dinero, afirman expertos.

Elon Musk, por su parte, representa otro pilar de este nuevo paradigma político.

Con su dominio del mundo tecnológico e innovación, Musk ha logrado influenciar decisiones políticas y generar un movimiento que desafía el status quo.

Los políticos actuales no entienden a Elon Musk, los ciudadanos utilizan y compran sus servicios, señala un analista.

Las implicaciones de este cambio son profundas.Se espera una mayor actividad militar estadounidense, con una política exterior más agresiva basada en la amenaza y la coerción.

Se prevé una transformación digital del gobierno, con una creciente dependencia de la tecnología e inteligencia artificial, lo que podría conllevar un impacto significativo en el empleo y los servicios públicos.

La era analógica parece estar llegando a su fin, dando paso a una nueva realidad política donde el talento empresarial y tecnológico juega un papel central.