La formación continua: ¿Abordando realmente las necesidades de los docentes argentinos?

Un nuevo informe revela que, pese a décadas de esfuerzos por ofrecer formación docente continua, las temáticas como la inclusión educativa, el uso de tecnologías en el aula y las matemáticas siguen siendo las más solicitadas por los maestros argentinos.

El estudio Formación Continua de los Maestros de Grado, realizado por Argentinos por la Educación con autores Emmanuel Lista, Eugenia Orlicki y Leyre Sáenz Guillén, analizó las preferencias formativas de docentes de sexto grado de primaria a partir de los cuestionarios de la prueba Aprender 2023.

A nivel nacional, el interés por la inclusión educativa y discapacidad se mantiene como prioridad para docentes con experiencia, mientras que los más jóvenes también buscan formación en alfabetización inicial y enseñanza de la lectura y escritura.

En Salta, se suma a estas temáticas el interés por las matemáticas.
Nuestro país lleva décadas ofreciendo formación docente continua en diversas áreas, como la enseñanza con tecnologías o la alfabetización inicial, afirma Emmanuel Lista, coautor del informe.

Estas y otras áreas continúan siendo altamente demandadas por docentes de todos los niveles de experiencia.

Esto invita a reflexionar sobre la efectividad de las formaciones que se ofrecen para abordar las necesidades reales de la práctica docente.

Las cifras revelan que el 92.6% de los maestros de grado cuentan con un profesorado como formación inicial, aunque solo el 58% posee exclusivamente este título.

El porcentaje de docentes que han realizado algún tipo de capacitación adicional es menor: el 17% cuenta con un postítulo, el 11.5% con una diplomatura y el 8% con una especialización.

La formación continua de los docentes es la piedra angular de cualquier sistema educativo que aspire a la excelencia y la equidad, afirma Romina Busain, profesora de Matemática en el nivel secundario, en el informe.

En el caso de Argentina, destacaría la necesidad de un enfoque que conecte las demandas reales de los educadores con ofertas formativas relevantes.

Invertir en el desarrollo profesional de los docentes no solo mejora la calidad de la enseñanza, sino que también es un motor de justicia social.