La frágil tregua entre Israel y Hamás, establecida el domingo con la promesa de un cese de hostilidades durante 42 días, ha sido ensombrecida por la muerte de dos palestinos, entre ellos un niño, en Rafah al sur de Gaza.
El ejército israelí asegura que los disparos fueron dirigidos contra individuos identificados como una amenaza para las fuerzas militares operando en la zona, siguiendo así con el acuerdo de alto el fuego.
Esta justificación ha sido recibida con escepticismo por muchos.
Es profundamente preocupante que se produzcan estas bajas durante un período de tregua, declaró el representante de la ONU para los refugiados palestinos, Estas muertes son una grave violación del derecho internacional y ponen en peligro el frágil proceso de paz.
La comunidad internacional, con cautela, celebraba este acuerdo como un paso hacia la paz, pero teme que incidentes como este puedan desestabilizar el proceso.
El alto el fuego es solo temporal, advirtió Gideon Saar, Ministro de Exteriores israelí.Israel continuará trabajando para desmantelar las capacidades militares y políticas de Hamás.
La cifra oficial de muertos en Gaza desde el inicio del conflicto asciende a 47.035 según el Ministerio de Sanidad gazatí controlado por Hamás.
Esta cifra se ve incrementada por la difícil situación humanitaria, con miles de cuerpos aún sin recuperar debido al uso de armas que evaporan los restos humanos.
La tregua, que contempla el intercambio gradual de rehenes por presos palestinos, enfrenta una gran incertidumbre.
La fragilidad del acuerdo y la falta de confianza entre las partes hacen prever un futuro incierto para la población de Gaza y la región en general.