Un tenso enfrentamiento entre gendarmes argentinos y grupos de contrabandistas narco, con saldo fatal, ha generado alarma en la zona fronteriza entre Argentina y Bolivia.
El incidente, ocurrido en la madrugada en Aguas Blancas, dejó como víctima a Arnaldo Ariel Gareca, de 26 años, quien falleció durante el altercado, según reportes del medio boliviano El Deber.
Las autoridades argentinas estiman que Gareca era un pasador de coca.
Según las informaciones preliminares, la confrontación se desató cuando la Gendarmería intentó interceptar un cargamento ilegal cerca del río Pescado, en el sector conocido como La Isla.
La tentativa de control derivó en un ataque violento contra los gendarmes, quienes respondieron con fuerza para contener la situación.
El ministro de seguridad argentino, Patricia Bullrich, ha enfatizado que este incidente refleja la gravedad del desafío que representa el narcotráfico en la región fronteriza y recalcó que las autoridades argentinas están trabajando con firmeza para combatir esta problemática.
Este tipo de incidentes nos recuerdan los peligros a los que se enfrentan nuestros gendarmes al combatir el crimen organizado, declaró Bullrich, destacando la importancia de fortalecer la cooperación entre ambos países para combatir el narcotráfico.
El enfrentamiento no solo dejó un fallecido, sino también tres heridos, uno de los cuales requirió atención médica especializada.
Horas después del primer incidente, un grupo mayor, compuesto por individuos encapuchados y armados, atacó las instalaciones de la Gendarmería en un intento de recuperar el cargamento decomisado, que consistía en 22 bultos sospechosos.
La reacción inmediata de la Gendarmería incluyó el uso de gases lacrimógenos y agentes químicos para dispersar a los atacantes.
La situación se encuentra bajo control, pero el incidente ha generado preocupación por la escalada de violencia en la frontera.
Hasta el momento, no se han emitido declaraciones oficiales de las autoridades bolivianas sobre el incidente.
Medios locales como El Deber han dado cobertura al hecho, destacando su impacto en las relaciones bilaterales y en la dinámica de las actividades ilegales en la región.
El caso ha encendido las alertas sobre la inestabilidad que puede generar el tráfico ilegal de drogas en la zona fronteriza, poniendo en relieve la necesidad de una respuesta conjunta entre Argentina y Bolivia para combatir este flagelo.