En un monasterio situado a unos 160 kilómetros al oeste de Atenas, un equipo de arqueólogos ha descubierto un tesoro histórico que arroja luz sobre el último emperador del Imperio Romano de Oriente: Constantino XI Paleólogo.

El hallazgo, un retrato fresco pintado con el propio monarca como modelo, se encontraba oculto bajo una capa de pintura de otro mural durante las labores de restauración.

La imagen, datada en la mitad del siglo XV, muestra a Constantino XI como un hombre maduro que ostenta las insignias imperiales y sostiene un cetro en forma de cruz.

Viste un manto púrpura bordado con oro y adornado con medallas que representan águilas bicéfalas coronadas, símbolo distintivo de la familia Paleólogo, la última dinastía del Imperio Bizantino.

Este retrato se caracteriza por su autenticidad, señala el Ministerio de Cultura griego en un comunicado.

No es un retrato idealizado, sino una representación fiel de los rasgos fisionómicos del último emperador bizantino.

Es una figura terrenal, que rezuma tranquilidad y cortesía.El hallazgo ha generado gran expectación entre los especialistas, ya que se trata del único retrato original conocido de Constantino XI.

Constantino XI Paleólogo fue coronado en 1449 y murió defendiendo Constantinopla ante la invasión otomana en 1453, marcando el fin del Imperio Bizantino tras mil años de existencia.

Su figura representa un punto crucial en la historia de Europa, un último bastión cristiano frente al avance musulmán que se vio finalmente derrotado.

El descubrimiento del retrato abre una ventana a un pasado remoto y nos permite ver con más claridad a Constantino XI, no como una figura histórica abstracta, sino como un hombre real enfrentado a una situación compleja y trágica.

La imagen nos recuerda la grandeza y el declive de un imperio que dejó una huella indeleble en la historia occidental.