Un episodio perturbador ocurrido en el Hospital Público Materno Infantil de Salta ha generado un debate acalorado sobre la naturaleza de la realidad y el límite entre la ciencia y la fe.
La historia de una niña que, según sus padres, fue poseída por un espíritu maligno y posteriormente liberada gracias a un exorcismo realizado por un sacerdote, choca con las explicaciones médicas oficiales.
La pequeña, conocida por su alegría y entusiasmo musical, experimentó un drástico cambio en su comportamiento: episodios de agresividad, insultos y cambios repentinos de humor aparecieron luego de una breve enfermedad caracterizada por fiebre y vómitos.
Tras ser derivada al hospital materno infantil, los médicos realizaron exhaustivos exámenes que no revelaron ninguna anomalía física.
A pesar de esto, la niña continuaba presentando comportamientos inquietantes que algunos calificaron como posesión demoníaca.
Esta niña está poseída, habría expresado una médica según la versión de la familia.Desesperados por la falta de respuestas médicas y el deterioro del estado de su hija, los padres decidieron buscar ayuda espiritual.
Con autorización del hospital, invitaron al padre Loyola Pinto, un reconocido exorcista local, quien realizó un ritual apotropaico en la habitación del hospital.
Según los relatos de la familia, la niña respondió inmediatamente a la intervención, recuperando el conocimiento y dejando de convulsionar.
El Hospital Materno Infantil, por su parte, emitió un comunicado oficial negando rotundamente la realización de un exorcismo en sus instalaciones.
Aseguran que la niña fue diagnosticada con meningitis viral y tratada bajo protocolos científicos, reconociendo solamente la solicitud de asistencia religiosa por parte de la familia, la cual fue atendida dentro de un marco de respeto y ética.
El caso ha dividido opiniones públicamente: mientras algunos consideran que la recuperación de la niña se debió a una intervención divina, otros defienden la validez del diagnóstico médico y rechazan cualquier explicación sobrenatural.
El impacto emocional del incidente es innegable.
Este caso abre un debate complejo sobre los límites de la ciencia y la fe en la búsqueda de respuestas ante lo inexplicável.
¿Qué sucedió realmente en ese hospital? La verdad, como siempre, parece estar escondida entre sombras y creencias.