El brutal ataque terrorista perpetrado por Hamás en el sur de Israel ha marcado un antes y un después en la región.
Un año después, las consecuencias se hacen sentir con una contundente victoria israelí en varios frentes.
En la Franja de Gaza, la destrucción es total.Decenas de miles de civiles palestinos han perdido la vida, denunciando una crueldad inimaginable.
El Tribunal Penal de La Haya ha dictado una orden de detención contra el Primer Ministro Benjamin Netanyahu y el exministro de defensa Yoav Gallant por crímenes de guerra.
En el Líbano, Israel ha asestado un duro golpe a Hezbolá, eliminando a sus líderes en una operación que evidencia la potencia de su inteligencia y tecnología militar.
Asimismo, con la caída del régimen de Bashar al Asad en Siria, Israel ha aprovechado la situación para atacar infraestructuras militares sirias, ocupar parte de su territorio y fortalecer su presencia en el Golán.
La victoria israelí es contundente, afirma un experto en relaciones internacionales, pero a costa de una escalada de violencia sin precedentes que deja un saldo humano devastador.
La derrota iraní es otro factor determinante en esta nueva realidad regional.El país persa, que apoyaba tanto a Hamás como a Hezbolá, se ha visto debilitado en su intento de convertirse en una potencia regional dominante.
La victoria israelí no significa el fin del conflicto.La región sigue siendo un hervidero de tensiones.
El Líbano y Siria permanecen como estados fallidos, sin una paz justa para los palestinos bajo la hegemonía indiscutible de Israel.
Netanyahu, a pesar de ser visto como responsable de este triunfo militar, se enfrenta a severas críticas por su gestión del conflicto y sus problemas con la justicia.
El juicio contra él por fraude, soborno y abuso de confianza está reabierto, y su intento de reformar el sistema judicial para evitar el control judicial ha sido rechazado por la Corte Suprema.
La figura de Netanyahu es controvertida, señala un politólogo israelí, sus acciones pueden considerarse una victoria en el plano militar, pero a largo plazo podrían generar más inestabilidad y rechazo.
El futuro de la región se encuentra incierto.La victoria israelí ha abierto nuevas posibilidades para su expansión territorial, pero también ha agravado las tensiones con sus vecinos y con la comunidad internacional.