El Tribunal Constitucional de Rumanía ha tomado una decisión histórica al anular la primera vuelta de las elecciones presidenciales, disputada el pasado mes de noviembre y ganada por Calin Georgescu.
Este candidato ultranacionalista y prorruso sorprendió al electorado al obtener el 23% de los votos, un resultado que contrasta con las encuestas previas que apenas le asignaban el 6%.
El tribunal ha argumentado la necesidad de repetir el proceso electoral debido a irregularidades en el mismo.
La decisión se produce tras las acusaciones del gobierno estadounidense sobre una posible intervención rusa en las elecciones rumanas.
Antony Blinken, secretario de Estado de Estados Unidos, denunció durante una reunión de ministros de Exteriores de la OSCE en La Valeta que las autoridades estadounidenses han detectado un esfuerzo ruso a gran escala y bien financiado para influir en el resultado electoral.
Georgescu se posicionó como un candidato con fuerte presencia en redes sociales, especialmente en plataformas como TikTok, donde su campaña logró una rápida expansión viral.
Las autoridades rumanas están investigando las posibles conexiones entre esta estrategia online y la influencia rusa en el proceso electoral.
La victoria de Georgescu se puede atribuir, en gran medida, a un uso estratégico de las redes sociales para difundir mensajes polarizantes y manipular la opinión pública, señala un experto en política exterior rumano que prefiere mantener su anonimato.
Es crucial investigar a fondo estas acusaciones para garantizar la integrity del sistema democrático rumano.
El escándalo ha generado una gran expectación en Rumanía, con protestas ciudadanas exigiendo transparencia y justicia.
La incertidumbre sobre el futuro del proceso electoral y las implicaciones de la supuesta intervención rusa mantienen al país en una situación tensa.