Una implacable tormenta, caracterizada por vientos huracanados y olas colosales que alcanzan hasta los 18 metros de altura, ha asolado el norte de California, dejando a su paso un saldo lamentable: al menos una víctima mortal y una persona desaparecida.

El Servicio Nacional de Meteorología (NWS) emitió una alerta máxima instando a la población a mantener distancia de las playas por el peligro inminente.

La furia del mar ha causado daños considerables en la infraestructura costera, incluyendo el colapso parcial del icónico muelle de Santa Cruz, un emblemático símbolo turístico que quedó a la deriva en medio de las embravecidas olas.

Tres personas tuvieron que ser rescatadas de forma urgente tras el incidente.

Nunca antes habíamos visto una fuerza tan poderosa, declaró un residente de Santa Cruz, aún conmocionado por los eventos.

La tormenta arrasó con todo a su paso, dejando un rastro de destrucción e incertidumbre.
Las autoridades advierten que la situación podría empeorar a medida que la tormenta avanza hacia el sur.

Los expertos climáticos señalan que este evento es resultado del inusual fenómeno meteorológico que ha afectado a la costa oeste del país en las últimas semanas.

Estas condiciones son excepcionales, afirmó un meteorologo del NWS. La combinación de viento y marea alta ha generado olas extraordinariamente grandes, poniendo en peligro vidas y propiedades.

El impacto emocional de la tragedia es palpable en la comunidad costera.Familias se encuentran separadas, negocios han sido devastados y el miedo a una nueva ola de violencia natural se cierne sobre los habitantes.