Industria Argentina: Entre el optimismo cauteloso y la necesidad de un nuevo impulso.
La industria argentina finaliza un año marcado por la incertidumbre económica y una marcada retracción en la actividad productiva.
Si bien el gobierno ha logrado avances en la estabilización macroeconómica, con una reducción de la inflación y del riesgo país, las empresas aún enfrentan desafíos significativos.
Martín Rappallini, presidente de la Unión Industrial de la provincia de Buenos Aires y vicepresidente regional de la UIA, sostiene que la primera parte del año estuvo marcada por una fuerte caída en casi todos los sectores, pero que a partir de julio se observó una leve recuperación.
El ordenamiento macroeconómico y las cuentas públicas son fundamentales para el buen funcionamiento de nuestro sector, afirma Rappallini.
La aprobación del Régimen de Inversiones Gubernamentales (RIGI) para los sectores energéticos y mineros representa un avance importante, pero las Pymes siguen necesitando mecanismos específicos para competir en un entorno globalizado.
Un régimen similar al RIGI para las Pymes sería fundamental para motorizar su crecimiento, señala Rappallini.
La apertura de importaciones, aunque aún en niveles no significativos, genera preocupación en el sector industrial, que requiere condiciones de producción laborales y tributarias más equitativas con los países competidores.
Argentina está primera en el ranking junto con Brasil en materia de la presión tributaria, destaca Rappallini, quien considera necesario revisar el esquema tributario para los sectores productivos.
La falta de mano de obra calificada es otro desafío que enfrenta la industria argentina, especialmente en sectores como la minería.
Rappallini propone replicar modelos exitosos como los Institutos Técnicos Superiores (ITS) italianos, donde el sector privado trabaja con el público en la formación de profesionales acorde a las necesidades del mercado laboral.
El acceso al crédito también es un tema crucial para el desarrollo industrial. Rappallini confía que la baja de tasas y el ordenamiento macroeconómico impulsarán una mayor oferta de financiamiento para empresas del sector productivo.
A pesar de los obstáculos, Rappallini observa una mejora en las expectativas de los industriales, quienes proyectan mejoras tanto en la situación económica de sus empresas como en la del sector y la economía nacional en general.
Pero esto dependerá de que se trabaje en la micro, especialmente en la situación de las Pymes, advierte.