El colapso del régimen de Bachar al Asad en Siria, resultado de una ofensiva rápida por parte de grupos rebeldes insurgentes, ha generado un clima de incertidumbre sobre el futuro del país.

Si bien la alegría y la euforia se apoderan de gran parte de la población por el fin de más de 50 años de dictadura, existen serias dudas sobre la transición de poder y el gobierno del nuevo estado sirio.

La comunidad internacional observa con preocupación los acontecimientos en Siria, especialmente la posibilidad de que grupos armados aprovechen el vacío de poder para hacerse con el control de la infraestructura militar y los recursos del ejército leal a al Asad.

En primer lugar, se centra la atención en el arsenal de armas químicas del régimen.Al Asad las empleó contra rebeldes y civiles en los primeros años de la guerra civil, hasta que la amenaza de una intervención estadounidense obligó a cesar su producción.

La comunidad internacional está muy preocupada por el destino de las armas químicas sirias, afirma un experto en seguridad internacional, quien prefiere mantener su anonimato.

Es fundamental evitar que caigan en manos equivocadas y se utilicen nuevamente.

Aunque actualmente se desconoce el estado del arsenal químico sirio, se sabe que durante años el régimen de Bachar al Asad desarrolló y almacenó estas sustancias prohibidas por la Convención de Armas Químicas de 1993.

Agentes de Naciones Unidas han confirmado que el régimen sirio utilizó sustancias como gas mostaza, gas cloro y otros agentes nerviosos, presuntamente incluido el VX, contra rebeldes y población civil.

El uso documentado más grave de armas químicas por parte del ejército sirio ocurrió en 2013, cuando el régimen atacó la localidad de Ghouta con sarín, un agente neurotóxico extremadamente potente y considerado arma de destrucción masiva.

Este ataque provocó la muerte de más de 1.400 civiles, incluyendo cientos de niños, en una matanza cuyas imágenes conmocionaron al mundo.

Tras el ataque a Ghouta, al Asad se vio obligado a aceptar el ultimátum estadounidense de abandonar el uso de armas químicas.

El régimen sirio firmó la Convención de Armas Químicas y, aparentemente, desmanteló su programa y arsenal de armas químicas.

El estado actual del arsenal sigue siendo desconocido.Organizaciones internacionales y potencias como Estados Unidos e Israel siguen de cerca la situación en Siria para evitar el desarrollo de nuevas armas químicas y limitar la capacidad de grupos insurgentes de hacerse con el control de la infraestructura militar del régimen depuesto.

Israel ha bombardeado recientemente buques militares y almacenes de armas en la localidad siria de Lakatia, según el ministro israelí de Exteriores, Gideon Saar.

Estados Unidos, a su vez, estaría colaborando con sus aliados de Oriente Medio para destruir las armas químicas restantes del gobierno sirio.

Expertos afirman que, aunque Siria podría albergar todavía reservas de armas químicas, la cantidad probablemente sea muy reducida después de 10 años de guerra civil y tras haber pactado con Rusia y Estados Unidos el fin de estas armas hace más de una década.

La situación en Siria sigue siendo extremadamente compleja, y el futuro del país depende en gran medida de la capacidad de los actores internacionales para garantizar una transición pacífica y un control efectivo sobre las armas químicas que aún podrían estar presentes en territorio sirio.