La empresa china Sany Renewable Energy ha conectado a la red eléctrica el aerogenerador terrestre más grande del mundo, con una capacidad de 15 MW. La turbina SI270150, equipada con palas de 131 metros de longitud, desciende en su impacto visual un rotor de 270 metros de diámetro -un tamaño que supera al edificio más alto de España, la Torre de Cristal-.

Capaz de generar hasta 56 millones de kWh anuales, este gigante eólico marca un nuevo hito en el sector onshore.

Esta hazaña tecnológica ha dado lugar a una inesperada consecuencia: alteraciones en el microclima local.

Instalado en un parque eólico de pruebas en Tongyu, provincia de Jilin, al sureste de China, la enorme turbina habría causado variaciones en la velocidad del viento y, por ende, en la distribución de las temperaturas en áreas cercanas.

La hipótesis es que los rotores producen estas modificaciones en el flujo del aire, explica un experto en energías renovables.

Es necesario realizar un seguimiento a largo plazo para comprender el impacto real sobre el ecosistema.

Los científicos chinos se encuentran analizando estos cambios con detenimiento, buscando entender la sostenibilidad a largo plazo de este tipo de aerogeneradores.

No podemos ignorar estas alteraciones, señala un investigador del Instituto Chino de Energías Renovables.

Es fundamental que nuestro enfoque tecnológico vaya acompañado de un análisis profundo de los impactos ambientales.

Mientras tanto, China se consolida como líder mundial en el sector eólico.Con el 65% de la capacidad global instalada y cuatro de los cinco principales fabricantes, el país ha establecido una clara ventaja competitiva.

El gigante asiático no solo domina las instalaciones terrestres sino que también avanza en el desarrollo de aerogeneradores offshore de gran envergadura.

A pesar de su eficiencia, es poco probable que veamos aerogeneradores tan grandes en Europa debido a los desafíos logísticos y administrativos asociados a su construcción y operación.

Las trabas para obtener permisos ambientales y las limitaciones técnicas relacionadas con el transporte hacen que este tipo de proyectos sean más complejos en el continente europeo.