La tarde del 15 de abril de 2019, un siniestro acontecimiento sacudió al mundo: la icónica catedral de NotreDame de París se encontraba envuelta en llamas.

La aguja central colapsó sobre las bóvedas, los rosetones quedaron dañados y una torre junto a las naves transversales fueron afectadas por el fuego, aunque el templo, afortunadamente, no sucumbió por completo.

Cinco años después del devastador incendio, la catedral reabre sus puertas, símbolo de resiliencia y esperanza para París y el mundo entero.

La causa precisa del siniestro sigue siendo un misterio.

Las investigaciones, que han abarcado cinco años y han contado con el análisis exhaustivo de expertos, aún no han logrado determinar la razón detrás del incendio.

Desde el inicio de la investigación, se han explorado todas las posibilidades, incluida la hipótesis de una intervención humana, declaró en abril la fiscal general de París, Laure Beccuau.

La evidencia parece apuntar hacia un accidente: Cuanto más nos acercamos al lugar donde se inició el incendio y más resultados de los análisis recibimos, más peso tiene la teoría de un accidente, añadió Beccuau.

Los fiscales ordenaron recientemente una simulación 3D del inicio del incendio, basada en las imágenes captadas durante el suceso.

Esta herramienta permitirá comparar diferentes hipótesis sobre el origen del fuego, aunque hasta ahora no se han presentado cargos contra nadie.

Rémy Heitz, fiscal jefe de París durante la investigación inicial, señaló que lo más probable era un accidente, como un fallo eléctrico o una colilla de cigarrillo encendida.

No obstante, se descubrió que varios fallos de seguridad dentro de la catedral contribuyeron a la rápida propagación del fuego, entre ellos el sistema de alarma, que retrasó la respuesta de los bomberos, y el sistema eléctrico de uno de sus ascensores.

A pesar del misterio que aún rodea al incendio, la reapertura de NotreDame representa un triunfo sobre la tragedia.

La catedral, reconstruida gracias a la generosidad de donantes de todo el mundo, se alza como símbolo de la perseverancia humana ante la adversidad.