Un nuevo apagón nacional ha sumido a Cuba en la oscuridad por tercera vez en los últimos dos meses, exacerbando las presiones sobre un sistema energético ya debilitado.
El fallo de la termoeléctrica Antonio Guiteras, clave para el Sistema Eléctrico Nacional (SEN), provocó la desconexión generalizada en la madrugada del miércoles.
El Ministerio de Energía y Minas (Minem) informó que se trabaja en la restauración del servicio.
Este reciente incidente se suma a otros apagones significativos ocurridos en octubre y noviembre, ambos relacionados con fallos en la misma termoeléctrica.
Los expertos advierten que esta situación no es aislada, sino un reflejo de una crisis energética sistémica que afecta al país desde hace años.
La falta de combustible debido a la escasez de divisas para su importación, junto con las frecuentes averías en las obsoletas centrales termoeléctricas, han generado una situación insostenible, explica un analista energético cubano anónimo por temor a represalias.
Estas plantas, muchas de ellas con décadas de explotación y un déficit crónico de inversiones, se encuentran en un estado precario que aumenta la probabilidad de fallos recurrentes.
Las consecuencias de estos apagones son devastadoras para la población cubana.La interrupción del suministro eléctrico afecta directamente a los hogares, las empresas y los servicios esenciales, generando una profunda incertidumbre y frustración.
No podemos seguir así, señala una ciudadana habanera entrevistada por nuestra redacción, quien describe el impacto emocional del apagón: Es desesperante.
No sabemos cuándo tendremos luz de nuevo.Las tareas se vuelven imposibles, no hay refrigeración ni cómo cocinar.
El impacto económico también es significativo.El crecimiento económico ya se ha contraído en 2023 y las perspectivas para 2024 son igualmente preocupantes.
Joaquín Alonso Vázquez, ministro de Economía, reconoció recientemente que el Producto Interno Bruto (PIB) sufrirá una nueva contracción.
El desarrollo económico de un país depende en gran medida de la energía y nosotros hemos tenido afectaciones eléctricas durante todo el año, lamentó el Ministro.
La escasez de combustible para transporte y actividades industriales agrava aún más la situación.
La crisis energética cubana no solo amenaza su economía, sino también la estabilidad social.El descontento popular se manifiesta en la migración masiva que continúa desangrando al país y en las protestas ciudadanas cada vez más frecuentes, desafiando el control del régimen.