La Asamblea Nacional de Corea del Sur ha aprobado mociones para inhabilitar al ministro de Justicia, Park Sungjae, y al jefe nacional de la Policía, Cho Jiho, por su papel en la aplicación de la ley marcial decretada recientemente por el presidente Yoon Sukyeol.
Las iniciativas, respaldadas por los partidos de oposición que ostentan la mayoría en la Asamblea, suspenden provisionalmente a ambos funcionarios mientras se completan los trámites legales necesarios.
La decisión surge tras un tenso conflicto político que se intensificó con la imposición del estado de excepción, acusado por la oposición de ser una maniobra autoritaria para silenciar las críticas y consolidar el poder presidencial.
Cho Jiho se encuentra además bajo arresto domiciliario como parte de la investigación por su participación en los eventos relacionados con la ley marcial.
El comisario general de la Agencia de Policía Nacional surcoreana, Cho Jiho, fue arrestado junto al director de la Agencia de Policía Metropolitana de Seúl, Kim Bongsik, por presuntamente ordenar a oficiales acordonar el edificio de la Asamblea Nacional en la noche del 3 al 4 de diciembre.
Su objetivo era impedir que los parlamentarios ingresaran para discutir y votar sobre la ley marcial.
A pesar del despliegue policial y la intervención de una unidad de las Fuerzas Especiales, un número suficiente de diputados logró asistir a la sesión extraordinaria convocada para debatir la medida, votando por su revocación pocas horas después de haber sido decretada.
La acción del presidente fue una clara violación del orden constitucional y una tentativa de golpe parlamentario, declaró el líder opositor, quien criticó contundentemente la imposición de la ley marcial.
Por su parte, Yoon Sukyeol defendió su decisión al argumentar que era necesaria para proteger la democracia liberal de la dictadura parlamentaria de la oposición.
Aseguró además no estar obsesionado con cumplir íntegramente su mandato y enfrentar con confianza las investigaciones criminales e intentos de destituirlo.
El presidente se enfrenta actualmente a un nuevo intento de censura el sábado, que tiene altas posibilidades de éxito tras que el líder de su propio partido haya pedido el apoyo a la inhabilitación del mandatario.
Esta situación marca un momento crucial en la historia política de Corea del Sur, con profundas implicaciones para la estabilidad del país y la confianza en las instituciones democráticas.