La base militar abandonada Camp Century, construida por Estados Unidos durante la Guerra Fría para albergar misiles nucleares, ha sido redescubierta bajo el hielo de Groenlandia gracias a un nuevo equipo de radar utilizado por la NASA. Este hallazgo, que ha despertado preocupación internacional, recuerda la paranoia nuclear que caracterizó esa época y plantea interrogantes sobre las consecuencias ambientales del calentamiento global.

Construída en 1959 y abandonada en 1967, Camp Century constaba de 21 túneles subterráneos con una extensión total de tres kilómetros, alimentados por un reactor nuclear.

Su objetivo original era servir como plataforma para el Proyecto Iceworm, un ambicioso plan del Ejército estadounidense que pretendía instalar una red de misiles nucleares bajo la capa de hielo groenlandesa.

El proyecto fue concebido en plena Guerra Fría, cuando se temía un ataque nuclear ruso, explica Alex Gardner, científico criosférico del Laboratorio de Propulsión a Chorro JPL de la NASA. La idea era crear una base de lanzamiento para misiles que pudiera resistir un primer ataque y permitir una contraofensiva.

Camp Century nunca llegó a albergar misiles nucleares.Las dificultades técnicas y organizativas, junto con la inestabilidad del hielo, llevaron al fracaso del Proyecto Iceworm.

Al abandonarse el campamento, sus infraestructuras y residuos fueron dejados bajo el hielo, enterrados bajo la premisa de que permanecerían sepultados para siempre.

Pero el cambio climático ha alterado esta realidad.El deshielo acelerado amenaza con liberar al medio ambiente sustancias peligrosas como combustibles diésel, aguas residuales sin tratar, y PCB (bifenilos policlorados), compuestos organoclorados con efectos cancerígenos y tóxicos.

Existe preocupación por los residuos que podrían contaminar el ambiente, afirma Chad Greene, científico de la NASA que descubrió Camp Century.

Es importante evaluar el riesgo real para la salud humana y el ecosistema.
A pesar de las preocupaciones, un reciente estudio de la Universidad de Copenhague publicado en Frontiers sugiere que no existe riesgo inmediato de que los escombros salgan a la superficie debido al deshielo antes de 2100.

La acumulación anual de nieve superará la fusión, enterrando aún más profundamente el campo de escombros.

Aún así, este hallazgo sirve como un recordatorio contundente del impacto del cambio climático en nuestro planeta y las consecuencias a largo plazo de los residuos industriales abandonados.