Detención del líder opositor Nika Gvaramia en Georgia intensifica crisis política
La detención del líder opositor y europeísta, Nika Gvaramia, durante una redada policial en la sede de su partido Ahali, ha agravado aún más la crisis política que atraviesa Georgia.
El incidente se produce tras seis días consecutivos de protestas ciudadanas contra el gobierno, acusándolo de alejar al país del camino hacia la integración europea.
Gvaramia, quien anteriormente desempeñó cargos ministeriales bajo el gobierno del expresidente Mijail Saakashvili (ahora encarcelado por corrupción y abuso de poder), fue arrestado tras un breve altercado con agentes policiales que se intensificó hasta que perdió el conocimiento debido a los golpes recibidos.
Su abogado, Dimitri Sadzaglishvili, confirmó su traslado a un centro de detención cerca de Marnueli, a unos 25 kilómetros al sur de Tiflis.
La presidenta georgiana, Salomé Zurabishvili, ha denunciado públicamente la detención de Gvaramia a través de sus redes sociales, instando a sus socios políticos a actuar con urgencia para evitar que el país caiga en un abismo.
Es hora de ejercer una fuerte presión sobre el partido de gobierno, declaró la presidenta en X (antes Twitter), quien ha insistido en las últimas semanas que no renunciará a su cargo a pesar del fraude electoral que denunció en los comicios parlamentarios del pasado octubre.
Zurabishvili también criticó las medidas tomadas por las autoridades para restringir el acceso de los manifestantes a equipos de protección, como máscaras anti-gas, gafas protectoras y cascos.
Se trata de una flagrante violación del derecho a la protesta y un ataque a la propiedad privada, manifestó.
Las protestas se mantienen en la capital georgiana, donde los opositores al gobierno exigen la repetición electoral por considerarla fraudulenta.
La situación política en el país se caracteriza actualmente por una profunda polarización, con tensiones elevadas entre el gobierno y los grupos de oposición.