La tensión se recrudece en el Mar Báltico tras la reciente rotura de otro cable submarino que conecta Finlandia y Suecia.
Este nuevo incidente, sucedido solo días después de la reparación de dos cables dañados previamente este noviembre, ha despertado fuertes sospechas de un posible sabotaje.
Nos lo estamos tomando muy en serio, declaró Lulu Ranne, Ministro de Transporte y Comunicaciones de Finlandia, a través de redes sociales.
Las autoridades finlandesas han iniciado una investigación conjunta con la empresa que gestiona el cable, Globalconnect, y las autoridades suecas.
Según fuentes oficiales, el cable afectado es de fibra óptica, causando interrupciones en el servicio de internet para unas 6.000 casas en Finlandia, mientras que los usuarios suecos no han reportado cortes por el momento.
Las sospechas sobre un posible sabotaje se intensifican considerando la situación geopolítica actual y el reciente historial de daños a cables submarinos en la región.
En noviembre pasado, dos cables similares sufrieron daños, lo que llevó a las autoridades a considerar la posibilidad de una acción deliberada por parte de Rusia.
El Kremlin negó contundentemente cualquier implicación en esos incidentes.
Ahora, nuevas informaciones apuntan al buque chino Yi Peng 3 como posible responsable del último corte.
Según reportes, el barco habría causado los daños al echar el ancla mientras transitaba por la zona.
Suecia ha solicitado que el Yi Peng 3 se traslade a sus aguas territoriales para una investigación exhaustiva de su posible participación en el incidente.
La agencia también ha enviado una petición formal a China para solicitar su colaboración en la investigación.
El impacto emocional de estos sucesos es significativo, generando un clima de incertidumbre y preocupación entre los ciudadanos de ambos países.
La seguridad del espacio marítimo se encuentra bajo debate y las consecuencias de estos incidentes podrían tener repercusiones significativas en las relaciones internacionales, especialmente con China.