El presidente surcoreano, Yoon Suk Yeol, ha generado un profundo debate al declarar recientemente una ley marcial de emergencia, argumentando que la oposición política está influenciada por Corea del Norte y busca paralizar las acciones del gobierno.
En su discurso, el mandatario enfatizó que esta medida es crucial para proteger al país de la amenaza de las fuerzas comunistas norcoreanas y para erradicar las despreciables fuerzas antiestatales pronorcoreanas.
Si bien Yoon ha asegurado que la postura exterior del país no se verá afectada y que Corea del Sur cumplirá con sus compromisos internacionales, el decreto ha despertado inquietudes sobre el futuro de la democracia en el país.
La ley marcial, también conocida como estado de sitio, permite a las fuerzas armadas asumir el control administrativo y judicial, lo que podría suponer una restricción significativa de libertades fundamentales.
El artículo 77 de la Constitución de Corea del Sur establece la posibilidad de tomar medidas especiales con respecto al sistema judicial, la libertad de expresión, prensa, reunión y asociación durante la vigencia de esta ley.
Esto significa que el gobierno podría censurar información, controlar las actividades políticas y restringir los derechos civiles.
La libertad de prensa se vería gravemente afectada, explica un portavoz del diario The Kyunghyang Shinmun.
Esta medida no es inédita en Corea del Sur.Desde su fundación en 1948, la ley marcial ha sido declarada en diez ocasiones, principalmente durante los gobiernos de Rhee Syngman, Park Chunghee y Chun Doohwan.
La aplicación más prolongada se produjo entre 1979 y 1981, con un impacto significativo en la libertad de expresión.
Se censuraron miles de artículos diarios por considerarlos subversivos o contrarios al gobierno.
Las consecuencias emocionales de esta declaración son palpables para los ciudadanos surcoreanos.
El temor a una posible represión política, la pérdida de libertades fundamentales y la incertidumbre sobre el futuro del país generan un clima de preocupación e inquietud.
Es como regresar al pasado, comenta un residente de Seúl con sentimientos encontrados.
El panorama político en Corea del Sur se encuentra ahora en un punto crítico, con un debate abierto sobre la legitimidad de la ley marcial y sus posibles impactos a largo plazo.
La comunidad internacional observa atentamente la evolución de la situación, esperando que el gobierno surcoreano garantice el respeto a los derechos humanos y la protección de la democracia.