Su legado, compuesto por victorias militares, discursos memorables y una personalidad magnética, también está marcado por acciones controvertidas durante su gestión colonial y sus posturas raciales.
Churchill, nacido en la aristocracia británica en 1874, se convirtió en un símbolo de resistencia frente al nazismo durante la Segunda Guerra Mundial.
Su férrea determinación y sus discursos inspiradores animaron a Gran Bretaña a resistir el avance del régimen nazi.
Su papel como líder del país durante la guerra le ha convertido en una figura venerada por muchos británicos.
Su legado no está exento de sombras.Como señala el escritor Tariq Ali, el culto a Churchill es bastante reciente: se construye en los ochenta, bajo Margaret Thatcher.
La visión mitificada del primer ministro británico ignora sus acciones cuestionables durante su carrera política.
Churchill fue un ferviente defensor del colonialismo y aplicó políticas racistas durante su mandato.
Su eslogan Keep England white (Guardem Inglaterra blanca) refleja su postura discriminatoria hacia las minorías raciales.
Se le acusa de haber ignorado los crímenes de guerra cometidos por el ejército británico en Birmania durante la Segunda Guerra Mundial.
Historiadores como Richard Wigg documentan cómo Churchill permitió que España reconstruyera sus reservas de oro a través del comercio durante la Guerra Civil Española, apoyando indirectamente al régimen franquista.
A pesar de las críticas, Churchill sigue siendo una figura emblemática para muchos británicos. Su legado es complejo y multifacético, un recordatorio de que incluso los líderes más admirados pueden tener un lado oscuro.