Una nueva oleada de violencia sacudió el sistema penitenciario ecuatoriano al registrarse un motín en la Penitenciaría del Litoral, conocida como La Roca, con saldo de al menos quince presos fallecidos y catorce heridos.

Este incidente, ocurrido en la madrugada, ha generado una profunda consternación nacional y reabre el debate sobre la crisis penitenciaria que azota al país.

El Bloque de Seguridad, formado por fuerzas policiales, militares y miembros del Ministerio de Interior y Defensa, logró restablecer el control dentro del centro penitenciario, pero las imágenes que se filtraron muestran la cruda realidad: celdas destruidas, sangre derramada y un ambiente cargado de tensión.

Los eventos ocurridos en La Roca son inaceptables, manifestó el Ministro de Gobierno, quien enfatizó la necesidad de investigar a fondo las causas del motín y tomar medidas drásticas para prevenir futuros incidentes.

La seguridad dentro de las cárceles es una prioridad absoluta para este gobierno.
Vecinos del área reportaron detonaciones de armas de fuego y la fuga de varios internos durante el alboroto, lo que confirma la gravedad de la situación.

Este centro penitenciario ha sido escenario de violencia en repetidas ocasiones.A mediados de septiembre, su directora fue asesinada a tiros mientras se dirigía a su hogar, y hace un mes, se encontraron los cadáveres de dos reos dentro de sus instalaciones.

La Penitenciaría del Litoral es la cárcel más grande del complejo carcelario de Guayaquil, que alberga a alrededor de 12.000 presos, y ha sido el escenario de las peores masacres registradas en el contexto de la ola de violencia criminal que azota al país desde finales de 2020.

La crisis penitenciaria en Ecuador se agravó con el decreto del estado de conflicto armado interno a principios de este año tras la irrupción de un comando en un canal de televisión, evento que marcó el punto álgido de una escalada de violencia que tuvo como escenario las cárceles del país.

Uno de los líderes de Los Choneros, Adolfo Villamar Macías alias Fito, aún prófugo de la justicia, es considerado uno de los responsables de los amotinamientos en las cárceles.

El motín en La Roca evidencia el colapso del sistema penitenciario ecuatoriano y la urgente necesidad de implementar políticas de seguridad eficaces para proteger a los reclusos y al personal carcelario.