Gerardo Werthein, el recién designado canciller argentino, ha tomado una medida drástica al solicitar la renuncia de toda la plana mayor de la Cancillería.
La decisión, que se produce apenas horas antes de la asunción presidencial de Javier Milei, forma parte de un plan más amplio para reestructurar el Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto, tal como lo había anticipado el presidente electo.
Estoy para echar a todos los involucrados en esa decisión , Todos los responsables de esto van a ser sumariados y echados, declaró Milei al referirse a la polémica decisión tomada por la delegación argentina en las Naciones Unidas que costó el puesto a Diana Mondino, ex canciller.
La solicitud de renuncia abarca a todos los secretarios y subsecretarios de la Cancillería, incluyendo al secretario de Relaciones Exteriores, Eduardo Bustamante, quien había sido designado recientemente y se encontraba coordinando con Werthein las próximas estrategias en materia de política exterior.
La única excepción es Nahuel Sotelo, secretario de Culto y Civilización, un hombre cercano a Milei y considerado parte del núcleo duro del gobierno.
La medida, que busca desmantelar la estructura existente y reemplazarla por personal más alineado con la visión del presidente electo, ha generado incertidumbre en el ámbito diplomático argentino.
Se espera que la reducción de personal se traduzca en cierres de embajadas en países donde no exista un interés estratégico o comercial significativo para Argentina.
La situación también genera interrogantes sobre el futuro de diplomáticos clave como Federico Pinedo, sherpa argentino en el G20, quien ha cancelado su participación en un foro internacional.
El destino de las embajadas y los diplomáticos que quedarán fuera del nuevo esquema aún es incierto.
Esta drástica renovación, impulsada por la visión radical de Milei, promete transformar la política exterior argentina y tiene el potencial de generar importantes repercusiones tanto a nivel nacional como internacional.