La mercantilización del Coliseo: Airbnb organiza luchas de gladiadores y Roma protesta.
Roma ha sido escenario de protestas ciudadanas tras el anuncio de Airbnb, en colaboración con el Parque Arqueológico del Coliseo, sobre una iniciativa que incluye la organización de luchas simuladas de gladiadores dentro del monumento histórico.

La propuesta ha generado indignación entre los habitantes de la capital italiana, quienes consideran que se trata de un acto irrespetuoso hacia el patrimonio cultural y una muestra de mercantilización desmedida.

Es un proyecto sin escrúpulos que contribuirá a alterar la historia y la vida cotidiana de los habitantes, denuncia Viviana Piccirilli Di Capua, coordinadora de la asociación Habitantes del centro histórico de Roma.

La propuesta ha sido calificada por muchos como una ofensa al patrimonio de la Unesco.
El Parque Arqueológico argumenta que el objetivo de estas luchas simuladas es combinar conservación, educación e innovación para acercar a un público cada vez más amplio la riqueza cultural del anfiteatro.

Afirman que las evocaciones históricas han sido organizadas en colaboración con asociaciones especializadas en la temática, con el propósito de ofrecer una visión más precisa del mundo de los gladiadores.

Esta justificación no ha logrado aplacar a los críticos.Massimiliano Smeriglio, concejal de Cultura, ha escrito una carta al CEO de Airbnb solicitando la cancelación de la iniciativa.

Esta iniciativa reafirma un principio de mercantilización y consumo de la cultura que va en dirección opuesta a la idea de que el patrimonio sea accesible a todas y a todos, escribe Smeriglio.

Otras autoridades locales también han expresado su rechazo.La concejala Mariastella Urru ha criticado que mientras un puñado de turistas juegan a los gladiadores, el resto de la ciudad sigue luchando contra un mercado de alquiler que ahora imposibilita alquilar un piso.

Michela Cicculli y Alessandro Luparelli consideran que este evento es un entretenimiento sin sentido y que nuestro patrimonio arqueológico merece mucho más.

La polémica ha abierto un debate sobre el equilibrio entre la preservación del patrimonio cultural y la necesidad de atraer visitantes.

La situación en Roma refleja las tensiones que existen en muchas ciudades del mundo donde la presión turística amenaza con convertir monumentos históricos en atracciones comerciales.