Miles de argentinos cruzan diariamente la frontera norte hacia Yacuiba, Bolivia, buscando aliviar la precaria situación económica que enfrentan tras la constante pérdida de poder adquisitivo de su moneda.

Un matrimonio con dos hijos, luego de un extenuante viaje por la deteriorada ruta nacional 34, relata en primera persona esta realidad.

Tras recorrer 422 kilómetros desde Salta capital hasta Yacuiba, el cansancio del trayecto se desvanece al percibir las claras diferencias en los precios.

Las cosas cambiaron, comenta un taxista de San José de Pocitos, mientras transporta a la familia hacia el centro comercial.

La ciudad boliviana ofrece una alternativa tentadora: productos que en Argentina serían inaccesibles para un presupuesto familiar ajustado.

En el restaurante, un almuerzo se traduce en un tercio del costo en ciudades argentinas. Las tiendas ofrecen descuentos atractivos en ropa, electrodomésticos y calzado deportivo.

Aquí, las mismas zapatillas que allá cuestan 140.000 pesos, aquí valen 60.000, relata el hijo adolescente, mientras examina una oferta irresistible.

La familia se despide de Yacuiba con bolsas llenas de productos adquiridos a precios significativamente más bajos, dejando atrás por unas horas la preocupación por sus ingresos limitados.

Este fenómeno no es aislado.La crisis económica argentina impulsa a miles de ciudadanos a buscar alternativas en países vecinos como Bolivia, donde el poder adquisitivo se mantiene más estable.

La ruta 34, con su infraestructura deficiente, se convierte en un símbolo del contraste entre la realidad económica interna y la esperanza que ofrece una frontera cercana.

El problema no es solo la distancia o los inconvenientes para llegar, sino la desesperación por hacer frente a las necesidades básicas, comenta un economista local.

La situación refleja la creciente desigualdad social y la búsqueda desesperada de soluciones ante la precariedad económica.