El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ha condenado contundentemente las órdenes de detención emitidas por la Corte Penal Internacional (CPI) contra él y el exministro de Defensa Yoav Gallant, calificándolas como un acto impulsado por el odio antisemita.

En un comunicado difundido por su oficina, Netanyahu estableció una comparación con el caso del capitán Alfred Dreyfus, un oficial francés judío injustamente condenado a fines del siglo XIX por espionaje, argumentando que la decisión de la CPI representa un juicio Dreyfus moderno.

El primer ministro acusó directamente al fiscal jefe de la CPI, Karim Khan, de buscar estas órdenes de arresto para protegerse de los cargos de acoso sexual que pesan sobre él.

Netanyahu reiteró las denuncias contra Khan, asegurando que el fiscal había mentido al afirmar que no tomaría ninguna decisión hasta viajar a Israel y escuchar a sus autoridades.

Ninguna decisión antiisraelí impedirá al Estado de Israel defender a sus ciudadanos, declaró Netanyahu con firmeza, enfatizando que su gobierno no cederá ante las presiones externas y continuará persiguiendo los objetivos de la campaña militar contra Hamás y el eje terrorista iraní.

El resto del gabinete israelí ha emitido mensajes similares, condenando la decisión de la CPI como una muestra más de antisemitismo y pérdida de legitimidad, al ponerse al servicio de los grupos terroristas y obviando el derecho a la autodefensa de Israel.

El ministro de Asuntos Exteriores, Gideon Saar, calificó las órdenes de arresto como absurdas y un ataque contra la nación más amenazada y más atacada del mundo.

Desde el punto de vista político, el jefe de la diplomacia israelí considera que la emisión de estas órdenes contra un Estado que actúa según derecho internacional es una recompensa para los grupos terroristas.

El ministro de Defensa, Israel Katz, calificó las órdenes de arresto como una vergüenza moral teñida por completo de antisemitismo, y acusó a Karim Khan de corrupción, advirtiendo que no permitirán que un organismo hostil e ilegítimo se imponga sobre las autoridades israelíes.

Por su parte, el ministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben Gvir, propuso una respuesta contundente: la aplicación total de la soberanía en Judea y Samaria (Cisjordania) y la ruptura de los vínculos con las autoridades terroristas.

El presidente israelí, Isaac Herzog, también ha condenado la acción de la CPI, lamentando que el organismo haya ignorado el contexto del ataque brutal sufrido por Israel y el uso de rehenes por parte de Hamás.

Herzog considera que la decisión de la CPI no solo es escandalosa, sino que también elige el lado del terror y del mal sobre la democracia y la libertad.

Las reacciones en Israel muestran un rechazo contundente a las órdenes de arresto emitidas por la CPI, calificadas como injustas e impulsadas por motivos políticos y antisemitas.