Una escena común en películas, historias o incluso experiencias personales: alguien desafía el frío acercando la lengua a un cubo de hielo o un poste metálico congelado.
En cuestión de segundos, la lengua queda atrapada, como si una fuerza invisible la sujetara.Este fenómeno, aunque aparentemente simple, esconde una fascinante interacción entre las leyes de la naturaleza y nuestro propio cuerpo.
Más allá del susto inicial, el pegamento helado es un ejemplo palpable de cómo las propiedades físicas del agua y la transferencia de calor pueden transformar algo cotidiano en una situación compleja.
La clave reside en la composición de la saliva y en la velocidad a la que ocurre el cambio de estado del agua.
Según expertos en termodinámica, como el Dr. Juan Pérez, el calor siempre fluye de los objetos más cálidos a los más fríos hasta alcanzar un equilibrio térmico.
En este caso, la lengua, con una temperatura corporal alrededor de 36-37C, transfiere su calor al hielo a -18C, provocando una rápida congelación del agua presente en la superficie de la lengua.
Las moléculas de agua en la saliva se ralentizan bruscamente al entrar en contacto con el hielo, perdiendo movilidad y formando una capa sólida que se adhiere a la superficie helada, explica la Dra.
María López, especialista en biología molecular.
Este proceso microescópico es similar al que ocurre cuando congelamos agua en el refrigerador, pero acelerado por la gran diferencia de temperatura.
La lengua queda atrapada por un puente helado formado por moléculas de agua alineadas y congeladas.
Para evitar lesiones al intentar liberarse del agarre del hielo, la Dra.López recomienda recalentar gradualmente la zona afectada con agua tibia o soplando sobre ella suavemente.
Esta acción derrite la capa de hielo que une la lengua al objeto frío, permitiendo su liberación sin daños.
El pegamento helado es un recordatorio tangible del poder y la belleza de las leyes físicas que rigen nuestro mundo.
Nos enseña que incluso en situaciones aparentemente simples, como tocar un cubo de hielo con la lengua, hay procesos complejos a nivel molecular que están constantemente en acción.