Mientras las encuestas fallaron al predecir el triunfo republicano, expertos analizan la influencia clave del voto rural y suburbano, así como la actuación demográfica de grupos raciales como los latinos.

Alejandro Manso, director de Asuntos Públicos en Llorente y Cuenca LLYC y experto en análisis político y encuestas, señala que el mapa electoral nos revela una clara división: el voto demócrata se concentra en áreas urbanas, mientras que el republicano domina las zonas rurales y suburbios.

Esta tendencia fue crucial para la victoria de Trump, quien logró movilizar a estas bases electorales clave.

José Antonio Gurpegui, director del Instituto Universitario de Investigación en Estudios Norteamericanos Benjamin Franklin, coincide en la importancia del voto rural, destacando que Trump ha sabido identificar las preocupaciones de los estadounidenses y centrar su discurso en temas como la economía, la seguridad y la inmigración.

Asimismo, atribuye el éxito a la habilidad del magnate para conectar con sus votantes a través de un lenguaje sencillo y directo.

La victoria republicana se consolidó en estados clave que previamente habían votado por Biden, como Pensilvania, Arizona, Wisconsin y Michigan.

En estos estados bisagra, donde la diferencia de votos fue mínima, el apoyo de los sectores rurales y suburbos determinó el resultado final.

Manso también destaca la imprevisibilidad del comportamiento del voto latino, que, según CNN, se ha inclinado en mayor medida hacia Trump, reduciendo la brecha con los demócratas en un 25%.

A pesar de las expectativas de movilización demócrata entre este grupo étnico, la realidad electoral demostró una tendencia inesperada.

El triunfo de Trump también plantea interrogantes sobre la receptividad del electorado estadounidense a la figura de una mujer como presidenta.

Gurpegui señala que existe un impedimento social que no logró superar Hillary Clinton ni Kamala Harris, lo que podría afectar las aspiraciones futuras de figuras femeninas dentro del Partido Demócrata.

La abrumadora victoria de Trump en el colegio electoral, junto con la mayoría republicana en el Senado y la Cámara de Representantes, le otorga un poder sin precedentes.

Con la composición conservadora del Tribunal Supremo, Trump tiene la posibilidad de implementar políticas drásticas que podrían cambiar radicalmente el panorama político estadounidense.