El consumo de alcohol, una práctica profundamente arraigada en la cultura española, se ha convertido en un preocupante problema de salud pública.

De acuerdo con datos de la Encuesta sobre Alcohol y Drogas EDADES, el alcohol es la sustancia psicoactiva más consumida en España, siendo su prevalencia doble en hombres frente a mujeres.

La edad promedio de inicio en el consumo de alcohol es de 14 años, lo que revela una necesidad urgente de intervención para abordar este fenómeno.

El abuso del alcohol puede tener consecuencias devastadoras para la salud física y mental. No solo puede aumentar el riesgo de desarrollar enfermedades graves como ciertos tipos de cáncer, sino que también afecta negativamente a la calidad de vida, deteriorando las relaciones interpersonales, el rendimiento laboral y la estabilidad emocional.

La adicción al alcohol es una enfermedad compleja que se caracteriza por la incapacidad de controlar el consumo a pesar de las consecuencias negativas, explica Luisa M. López, experta en adicciones del Observatorio Español de las Drogas y las Adicciones (OEDA).

Es crucial detectar los primeros síntomas para poder intervenir de manera temprana y evitar que la situación empeore.

Entre los signos de alerta más comunes se encuentran: la dificultad para limitar la cantidad de alcohol consumida, la necesidad constante de beber, la dedicación excesiva al consumo y la aparición de síntomas de abstinencia cuando se intenta reducir o suspender la ingesta.

Muchos individuos en las primeras etapas del alcoholismo no son conscientes del problema, señala Alberto Domínguez, psicólogo especializado en adicciones.

Es fundamental que familiares y amigos estén atentos a estos cambios de comportamiento para poder brindar apoyo y alentar la búsqueda de ayuda profesional.

El trastorno por consumo de alcohol se define como un patrón persistente de consumo que afecta negativamente diversas áreas de la vida del individuo.

Se considera no saludable cualquier ingesta que ponga en riesgo la salud o la seguridad del consumidor, generando problemas sociales, personales o laborales.

El atracón alcohólico, caracterizado por consumir cinco o más bebidas en dos horas para hombres y cuatro para mujeres, también entra dentro de este espectro de patología.

La tolerancia al alcohol, una señal inequívoca de que el organismo se ha habituado a la sustancia, implica la necesidad de ingerir mayores cantidades para obtener los mismos efectos.

En casos más graves, la abstinencia puede provocar síntomas como sudoración excesiva, temblores, aceleración del pulso, agitación y náuseas.

El alcoholismo es un problema que afecta no solo al individuo sino también a su entorno familiar y social.

Es fundamental romper el estigma asociado a esta enfermedad para fomentar la búsqueda de ayuda y ofrecer apoyo integral a quienes la padecen.