El barrio Antártida Argentina de Cerrillos vibró con fe y devoción en honor a la Virgen de la Medalla Milagrosa.

Como cada año, los fieles se congregaron en la gruta erigida en su honor para celebrar esta importante advocación mariana.

La semana previa al acontecimiento estuvo marcada por intensos preparativos que culminaron en una misa solemne presidida por el padre Pablo Pagano.

En su homilía, el párroco destacó la importancia de dar voz a las propias necesidades y la fuerza del Espíritu Santo en la vida individual y colectiva.

Hace unos 21 años que este lugar se convirtió en un verdadero santuario para nuestra comunidad, expresó Matías Sayús García, un devoto cerrillano.

Es un espacio de oración y encuentro, donde compartimos nuestra fe y devoción a nuestra Madre. La gruta, desde su construcción hace dos décadas, ha trascendido su función como simple espacio físico, convirtiéndose en un símbolo de esperanza y refugio para los vecinos del barrio.

La historia de la Medalla Milagrosa se entrelaza con momentos difíciles de la historia europea.Surgida en medio de una época marcada por guerras y persecución religiosa, la aparición de la Virgen a santa Catalina Labouré en 1830 ofreció un mensaje de consuelo y protección.

En sus apariciones, la Virgen le pidió que acuñara una medalla con el símbolo que ella misma le mostró, prometiendo gracias especiales para quienes la portaran.

La Medalla Milagrosa, con su diseño emblemático que representa a la Virgen aplastando a la serpiente (símbolo de Satanás), se ha convertido en un icono de fe y esperanza a nivel mundial.

Sus rayos representan la luz divina, la cruz y la M simbolizan a María como madre de Cristo, y las doce estrellas aluden a los apóstoles.