La localidad de San Carlos, ubicada en la provincia de Salta, enfrenta una crisis hídrica desde hace años debido a la presencia de boro y arsénico en los acuíferos locales, lo que hace el agua no apta para el consumo humano.
Para solucionar esta problemática, el gobierno provincial había planificado la construcción de un acueducto que traería agua potable desde Animaná hasta San Carlos, una inversión que supera los 5 mil millones de pesos.
Las obras han sufrido retrasos debido a conflictos con comunidades originarias que temen verse afectadas en su acceso al agua.
El diputado provincial Raúl Rulo Vargas confirmó la llegada de maquinarias a Animaná para iniciar la perforación del pozo, pero un nuevo impasse se presentó ante las protestas de los originarios.
Cuando se les preguntó a los muchachos si ya estaban listos para comenzar, nos informaron que las comunidades originarias no permiten que se cabe el pozo, señalando que les va a quitar el agua que ellos tienen en ese lugar, expresó Vargas en declaraciones al programa Hora de Voces FM Ya.
A pesar de las explicaciones técnicas que garantizan la sostenibilidad del recurso hídrico para todas las partes involucradas, la situación ha generado malestar y preocupación en la comunidad sancarleña, quienes ven frustradas sus esperanzas de acceder a agua potable.
Las comunidades amenazan con cortes en la Ruta Nacional Nª 40, principal arteria de los Valles Calchaquíes, si no se atienden sus demandas.
Hay que hacerles entender que realmente es un beneficio muy necesario para la comunidad de San Carlos y es uno de los pocos lugares donde podemos traer agua.
No se le va a quitar agua a ellos, aseguró Vargas, quien enfatizó la necesidad de mesas de diálogo para encontrar una solución pacífica al conflicto.
La Asamblea por el Agua ha instado a legisladores y funcionarios a intervenir en la situación y evitar que las obras se paralicen ante el rechazo comunitario.
Los vecinos de San Carlos, quienes llevan años sufriendo por la calidad del agua, se han visto obligados a abastecerse mediante camiones cisternas que recorren la plaza central del pueblo, una medida temporal que no soluciona la crisis hídrica a largo plazo.
La incertidumbre sobre el futuro de las obras del acueducto genera ansiedad y frustración en una comunidad que clama por soluciones definitivas a su problema de agua potable.