La Argentina ha reanudado la importación de gas natural desde Bolivia, a pesar de haber inaugurado recientemente el proyecto de reversión del Gasoducto Norte, con el objetivo de reemplazar las importaciones provenientes del país vecino.

Según datos del Ente Nacional Regulador del Gas (Enargas), durante esta semana se han registrado envíos diarios de 1,5 millones de metros cúbicos por parte de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB).

Esta situación se produce ante la necesidad de reforzar el suministro de gas natural en siete provincias del norte del país.

Si bien no se ha precisado la razón específica por la que no se puede satisfacer dicha demanda con gas proveniente de Vaca Muerta, fuentes oficiales han indicado que las importaciones buscan cubrir esa brecha temporal.

La reversión del Gasoducto Norte, inaugurada hace poco más de una semana en Córdoba, fue impulsada como una medida clave para transportar el gas natural de Vaca Muerta a siete provincias del norte argentino, incluyendo Córdoba, Tucumán, La Rioja, Catamarca, Santiago del Estero, Salta y Jujuy.

Se estimaba que esta obra permitiría sustituir importaciones por un valor equivalente a USD 1.000 millones anualmente.

Expertos señalan que el precio del gas boliviano se presenta como un factor determinante en la decisión de reanudar las importaciones.

La oferta de Bolivia estaría en torno a los 8 dólares por millón de BTU, una cifra significativamente menor al costo del GNL importado desde Chile, que rondaba los 20 dólares por millón de BTU.

La diferencia de precio es considerable y ha influido en la decisión de volver a importar gas de Bolivia, señala un analista energético.

A pesar de que el objetivo principal era reemplazar las importaciones con Vaca Muerta, en este caso, la economía parece haber tomado prioridad.

El proyecto de reversión del Gasoducto Norte demandó una inversión de USD 713 millones, financiados principalmente por el Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe (CAF).

Su puesta en marcha marca un hito en la política energética argentina, buscando reducir su dependencia externa.

La reanudación de las importaciones desde Bolivia plantea interrogantes sobre el ritmo de desarrollo de Vaca Muerta y su capacidad para satisfacer la demanda interna a largo plazo.

La situación genera incertidumbre entre los analistas y la población, quienes esperan claridad respecto al futuro del proyecto Gasoducto Norte y las estrategias del gobierno para asegurar un suministro energético estable y asequible.