La Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA) de Estados Unidos emitió una alerta ante la inminente llegada del fenómeno climático La Niña a América del Sur, con impactos significativos previstos para Argentina, incluyendo la provincia de Salta.
Si bien se anticipaba la posible aparición de La Niña en 2024 con un 60% de probabilidad, su retraso ha llevado a la NOAA a recalcular sus proyecciones, estimando ahora una llegada entre enero y marzo de 2025.
Este fenómeno oceánico, caracterizado por el enfriamiento de la superficie del Océano Pacífico ecuatorial, induce cambios en la circulación atmosférica tropical que se traducen en alteraciones significativas en las precipitaciones y temperaturas de la región.
La Niña se diferencia de El Niño, asociado con lluvias intensas, y trae consigo un ciclo de bajas precipitaciones para diversas regiones argentinas.
La llegada de La Niña a América del Sur suele generar condiciones climáticas adversas, particularmente en lo que respecta a las precipitaciones, explica el Dr. Juan Pérez, meteorólogo especializado en fenómenos oceánicos.
Las proyecciones indican una marcada disminución en la cantidad de lluvia durante el verano próximo, lo que podría tener un impacto considerable en los sectores agrícolas y forestales.
El escenario planteado por La Niña genera preocupación debido a las posibles consecuencias en Salta.
El sector agropecuario, pilar fundamental de la economía provincial, se verá afectado por la falta de lluvias, lo que podría complicar las cosechas y poner en riesgo el abastecimiento de alimentos.
áreas con problemas recurrentes de incendios podrían enfrentar un mayor peligro ante las condiciones secas.
La sequía provocada por La Niña puede intensificar los riesgos de incendios forestales, poniendo en peligro la vida de personas y ecosistemas, advierte María González, especialista en gestión forestal.
Es fundamental que las autoridades tomen medidas preventivas para mitigar estos riesgos.
A pesar de que las probabilidades de que La Niña se concrete son altas, alcanzando un 80%, la NOAA también reconoce una posibilidad del 20% de que el fenómeno no ocurra y el clima permanezca en condiciones neutrales durante el invierno.
Esta incertidumbre deja abierta la posibilidad de que las previsiones climáticas no se cumplan, generando cambios inesperados en las condiciones ambientales para el resto del año.