La triscaidecafobia, el miedo irracional al número 13 y, específicamente, a los viernes 13, es un fenómeno que ha capturado la atención de expertos y del público en general.
Su origen se remonta a antiguas creencias supersticiosas que asociaban el número 13 con la mala suerte.
Según Thomas Fernsler, científico político asociado en el Centro de Recursos Educativos de Matemáticas y Ciencia en la Universidad de Delaware, los numerólogos consideran el número 12 como un número completo, representativo de la perfección: 12 meses en un año, 12 dioses del Olimpo, 12 tribus de Israel.
El número 13, al estar justo después, se percibe como una ruptura de esta armonía, generando una sensación de inquietud.
El caso del Apolo 13 en 1970, donde una explosión obligó a cancelar la misión lunar, reforzó aún más este temor en el imaginario colectivo.
Como señala Fernsler, el evento traumático asociado al número 13 se grabó en la memoria popular y contribuyó a perpetuar la superstición.
No todas las culturas comparten esta visión negativa del número 13.Para los mayas y hebreos, el número representaba connotaciones positivas, ya que el ciclo lunar consta de 13 meses.
En la teología medieval, la suma de los 10 mandamientos más el 3 por la Trinidad da como resultado el número 13, imbuyéndolo de aspectos religiosos positivos.
Para quienes padecen triscaidecafobia, Stuart Vyse, autor y exprofesor de psicología en el Connecticut College, recomienda dar pequeños pasos fuera de la zona de confort para afrontar el temor.
Enfatiza la importancia de expresar su miedo abiertamente y buscar apoyo emocional.
El año 2023 presenta dos viernes 13, un evento poco frecuente que intensifica el impacto del fenómeno.
Este doble acontecimiento, similar a lo ocurrido en 2009 y 2015, genera una ocasión para reflexionar sobre la influencia de las supersticiones en nuestra percepción del mundo y su poder para evocar emociones intensas.