La minería se perfila como una pieza fundamental en el panorama económico argentino, especialmente en un contexto marcado por la creciente demanda global de minerales críticos como el litio y el cobre.

Argentina ostenta un lugar destacado en el mapa mundial de reservas de litio, albergando el 60% de las existentes en Sudamérica.

Este mineral, indispensable para la elaboración de baterías de vehículos eléctricos y dispositivos electrónicos, se convierte en un recurso estratégico en el contexto global de la transición energética.

En los últimos años, Argentina ha experimentado un notable incremento en la exploración minera, con estimaciones que apuntan a su potencial como uno de los principales productores mundiales de litio.

Se proyecta una inversión significativa en al menos 10 proyectos de litio y 3 de cobre en los próximos cinco años, entre ellos Salar del Hombre Muerto y el Salar de Olaroz, ya en producción, además de nuevas iniciativas en Salta y Jujuy que prometen una expansión considerable de la producción.

Esta posición privilegiada se fundamenta en la riqueza mineral del país, combinada con una ubicación geográfica ventajosa que le permite aprovechar la creciente demanda internacional.

Argentina cuenta con importantes reservas de energía no renovable, como petróleo y gas, esenciales para el desarrollo de la actividad minera.

La formación de hidrocarburos no convencionales en Vaca Muerta, ubicada en la cuenca neuquina, representa una de las mayores reservas mundiales de gas y petróleo, brindando el suministro energético necesario para impulsar la actividad minera.

La minería puede ser un motor clave para el desarrollo económico argentino, pero debemos hacerlo de manera sostenible, afirma , secretario Técnico de la Facultad de Ciencias Naturales de la Universidad Nacional de Salta.

Es fundamental invertir en investigación y tecnología para minimizar el impacto ambiental y garantizar el uso responsable de los recursos.

Esta oportunidad presenta desafíos significativos, particularmente en términos de sostenibilidad y gestión de recursos.

La disponibilidad de agua y energía es crucial para el desarrollo de estos proyectos mineros.
La región de la Puna, donde se concentran muchos de estos depósitos, es un área árida, por lo que es urgente realizar estudios integrales del balance hídrico.

Comprender la disponibilidad de agua es fundamental para asegurar que la minería no entre en competencia con otros usos esenciales como el suministro de agua para comunidades y agricultura.

Asimismo, el consumo energético de la industria minera es considerable. La electrificación de los proyectos mediante fuentes renovables, como la solar y la eólica, es esencial para reducir la huella de carbono de la minería.

Argentina tiene un gran potencial en energías renovables, comenta , experto en energía renovable.

Es crucial que este sector se fortalezca para poder alimentar la transición hacia una minería más limpia.

La investigación y la educación juegan un rol fundamental en la adaptación de nuevas tecnologías y en la exploración de alternativas energéticas limpias.

Es imperativo invertir en formación profesional y capacitación del personal especializado que pueda implementar prácticas sostenibles.

Las universidades e institutos de investigación deben ser actores clave en este proceso, desarrollando nuevas tecnologías que optimicen la extracción de minerales y minimicen el impacto ambiental.

Finalmente, la protección de la biodiversidad es un aspecto fundamental que no puede ser ignorado.

La minería debe implementarse con estrategias que protejan los ecosistemas locales, asegurando que las actividades extractivas no comprometan la riqueza biológica del país.

El futuro de la minería en Argentina depende de encontrar un equilibrio entre el desarrollo económico y la sostenibilidad ambiental.

Se requiere un compromiso firme hacia la innovación, la gestión responsable de recursos y la protección de los ecosistemas para garantizar que la minería se convierta en una actividad beneficiosa para todos los argentinos.