Un reciente estudio publicado en la prestigiosa revista Nature Aging ha encendido las alarmas al revelar una tendencia preocupante: la esperanza de vida está disminuyendo, haciendo que alcanzar los 100 años se convierta en un objetivo cada vez más difícil para las nuevas generaciones.
El estudio, liderado por el profesor Jay Olshansky de la Universidad de Illinois, analiza datos de mortalidad de regiones con mayor longevidad global como Japón, Corea del Sur, Hong Kong y varios países europeos.
Los hallazgos indican que a partir de la década de 1990, las mejoras en la esperanza de vida se han desacelerado notablemente.
Aunque Corea del Sur y Hong Kong siguen registrando un incremento significativo, el resto del mundo experimenta aumentos anuales mínimos, inferiores a 0,2 años.
Las expectativas de que una gran parte de la población alcance los 100 años son cada vez menos realistas, afirma Olshansky.
De acuerdo con el estudio, solo alrededor del 15% de las mujeres y el 5% de los hombres lograrán alcanzar la edad centenaria en este siglo.
Para llegar a una esperanza de vida al nacer de 110 años, sería necesario que más del 70% de las mujeres sobrevivieran hasta los 100 años y que una de cada cuatro alcanzara los 122 años, una cifra extremadamente improbable en la actualidad.
A pesar de los avances médicos, los investigadores advierten sobre la dificultad para aumentar aún más la esperanza de vida.
Los factores sociales, ambientales y de salud están impactando este escenario global, señala un experto del sector, quien prefiere mantener el anonimato.
La obesidad, el tabaquismo y otras enfermedades crónicas representan desafíos importantes que dificultan el logro de mayores expectativas de longevidad.
El estudio desata una reflexión sobre las tendencias actuales y sus posibles implicaciones para el futuro.
La disminución en la esperanza de vida plantea interrogantes sobre los sistemas de salud, las políticas públicas y el estilo de vida que adopta la sociedad.