Las tensiones entre Israel y el grupo chiíta Hezbollah alcanzaron un nuevo punto crítico con la confirmación de Israel de haber abatido a 440 combatientes del movimiento durante incursiones terrestres en el sur del Líbano.
El vocero del Ejército israelí, Daniel Hagari, anunció que las fuerzas armadas israelíes están empujando a Hezbollah hacia el norte, mientras someten a los grupos terroristas a combates cuerpo a cuerpo y bombardeos aéreos.
Estamos observando un significativo número de bajas en las filas de Hezbollah, declaró Hagari, quien agregó que entre los muertos se encuentran alrededor de 30 comandantes de alto rango.
La ofensiva israelí no solo se limita a la eliminación de combatientes, sino también a la destrucción de infraestructura militar.
De acuerdo con Hagari, las fuerzas armadas israelíes destruyeron un túnel subterráneo de 250 metros de longitud, localizado a unos 300 metros de la frontera libanesa-israelí.
Este túnel, según el portavoz del ejército, albergaba centros de control, equipos de combate y un arsenal de armas que Hezbollah planeaba utilizar en una posible invasión a Israel.
Se encontraron duchas, cocina y provisiones alimenticias dentro del complejo subterráneo, evidenciando la intención de Hezbollah de establecer una base operativa permanente en esa zona.
La intensificación del conflicto ha generado un profundo impacto humanitario en el Líbano.Según las autoridades libanesas, más de 2.000 civiles han perdido la vida y 1,2 millones se han visto obligados a abandonar sus hogares debido a los bombardeos israelíes.
Esta situación es desesperada, afirmó un médico libanés que trabaja en un hospital de campaña.
Estamos viendo una cantidad masiva de heridos, muchos de ellos niños y mujeres, víctimas del fuego indiscriminado.
El conflicto ha generado una crisis humanitaria sin precedentes en el Líbano, donde los hospitales están al borde del colapso y la escasez de alimentos y medicinas es palpable.