El gobierno británico plantea una medida controvertida: administrar inyecciones adelgazantes a personas desempleadas con obesidad para analizar su impacto en la reinserción laboral.
Esta iniciativa, fruto de un acuerdo entre el gobierno y la farmacéutica Eli Lilly, fabricante del fármaco Mounjaro, ha generado un intenso debate entre expertos en empleo y salud.
El primer ministro, Keir Starmer, defiende la propuesta como una posible solución para abordar tanto la crisis sanitaria por obesidad como la presión sobre el sistema nacional de salud (NHS).
En declaraciones a la BBC, Starmer señaló: Creo que este medicamento podría ser muy importante para nuestra economía y para la salud.
Será muy útil para las personas que quieren perder peso, necesitan perder peso.Es muy importante para la economía, para que la gente pueda volver a trabajar.
El ministro de Sanidad, Wes Streeting, argumenta que la obesidad representa una carga significativa para el NHS, costando 11 mil millones de libras al año, un coste superior incluso al del tabaquismo.
La propuesta se sustenta en estudios que demuestran los beneficios de Mounjaro para reducir la sensación de hambre y mejorar la calidad de vida y la funcionalidad física en pacientes con obesidad.
Expertos como Gloria Castaño, profesora titular de Psicología del Trabajo de la Universidad Complutense de Madrid, cuestionan su efectividad al vincular la reinserción laboral únicamente a la pérdida de peso.
La medida no va al problema, afirma Castaño.El éxito laboral depende de las competencias y características de una persona, no de su peso.
Alerta sobre el riesgo de estigmatizar a las personas con obesidad, reforzando la idea errónea de que el empleo se condiciona a la apariencia física.
Desde un punto de vista médico, Andreea Ciudin, coordinadora de la unidad de obesidad del Hospital Vall dHebron, considera que el acceso a tratamientos como Mounjaro para pacientes que no podrían costearlo por sí mismos sería genial desde el punto de vista médico y humano.
Reconoce que es fundamental explicar bien el objetivo del programa para evitar malentendidos y posibles efectos negativos.
La Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN) también se muestra dividida.Si bien celebra el reconocimiento del impacto de la obesidad en la vida laboral, critica la propuesta como una forma más de estigmatizar esta enfermedad compleja.
El debate sobre la administración de inyecciones adelgazantes a personas desempleadas con obesidad expone las complejidades y los riesgos potenciales de abordar problemas sociales y económicos a través de soluciones médicas sin un enfoque integral que aborde las causas subyacentes del problema.