Paola Ricaurte, profesora asociada del Centro Berkman Klein de la Universidad de Harvard, ha alertado sobre los peligros del extractivismo digital y el impacto de la inteligencia artificial (IA) en comunidades marginadas, especialmente en América Latina.
Durante una entrevista exclusiva en el marco del Foro DemocracIA, celebrado en el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires, Ricaurte subrayó que las tecnologías actuales perpetúan la explotación de recursos naturales y humanos.
La IA automatiza la desigualdad y la violencia sistémica, declaró Ricaurte, quien enfatizó que las comunidades vulnerables se convierten en la materia prima de un sistema extractivo que beneficia a una pequeña élite.
Ricaurte denunció la concentración de poder en pocas corporaciones tecnológicas que no solo extraen recursos naturales, sino también datos personales de los más desfavorecidos.
Estos datos son el nuevo petróleo, afirmó Ricaurte, y su explotación profundiza las brechas económicas y sociales.
La experta aboga por una gobernanza comunitaria de la IA, donde las comunidades locales tengan voz en el desarrollo de tecnologías.
Las tecnologías que desarrollamos no deben estar diseñadas desde la perspectiva de un hombre blanco con poder, afirmó Ricaurte, sino que deben responder a las necesidades reales de las comunidades.
Para Ricaurte, los proyectos impulsados por principios feministas buscan desmantelar las estructuras de violencia sistémica.
Un ejemplo de este enfoque son los equipos multidisciplinarios liderados por mujeres que colaboran con comunidades en América Latina, empoderando a los marginados mediante la tecnología.
Ricaurte destaca la importancia de tecnologías locales y más pequeñas que no perpetúen el modelo de crecimiento infinito, sino que se adapten a las necesidades específicas de las personas afectadas por el extractivismo digital y físico.
De visibilizar el colonialismo digital, Ricaurte exige regulaciones que transparenten las cadenas de suministro tecnológicas y sus impactos ambientales y humanos.
Las corporaciones intentan evitar que se revelen los costos ocultos del desarrollo de IA, denunció, insistiendo en la necesidad de pensar en tecnologías sostenibles y justas.
La IA está diseñada para la acumulación de capital, pero debemos revertir esta lógica, concluyó Ricaurte.