Cada 25 de julio se conmemora el Día Internacional de la Mujer Afrolatina, Afrocaribeña y de la Diáspora.
Esta fecha, instituida en 1992 durante el primer Encuentro de Mujeres Afrolatinoamericanas y Afrocaribeñas en Santo Domingo, República Dominicana, busca visibilizar las realidades y luchas de este colectivo frente a la opresión racial y de género.
Según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el objetivo principal del encuentro fue denunciar las diversas formas de discriminación que enfrentan estas mujeres y promover un debate sobre estrategias para combatir el racismo y el sexismo.
La Unesco resalta que, en este siglo, persisten múltiples obstáculos para las mujeres afrodescendientes, agravados por su condición étnica.
Las estadísticas respaldan esta realidad: Brasil lidera la región con un 50.9% de población afrodescendiente, seguido por Cuba (35.9%), Puerto Rico (14.8%) y Colombia (10.5%).
El documento Mujeres Afrodescendientes en América Latina y el Caribe, publicado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) y las Naciones Unidas en 2018, revela profundas inequidades que afectan a este grupo.
Las mujeres afrodescendientes permanecen invisibilizadas como sujetos de políticas diferenciadas, afirma el documento.
Padecen niveles de pobreza más altos que otros grupos sociales, están subrepresentadas en los procesos de toma de decisiones y experimentan una mayor vulnerabilidad ante la violencia.
La conmemoración del Día Internacional de la Mujer Afrolatina, Afrocaribeña y de la Diáspora se convierte en un llamado urgente a la acción.
Es necesario fortalecer políticas públicas que promuevan la igualdad de oportunidades, la erradicación del racismo y la discriminación, y la garantía de una vida libre de violencia para todas las mujeres afrodescendientes.