Salta se ha convertido en un epicentro de la actividad minera, con una industria que moldea su economía y estructura social.
Si bien esta actividad ha generado miles de empleos y impulsado el desarrollo económico regional, también ha puesto a prueba la salud mental de sus trabajadores y planteado desafíos socioambientales.
Con más de 5.500 personas empleadas en el sector minero, Salta ocupa el segundo lugar a nivel provincial en cantidad de trabajadores dedicados a esta actividad, representando el 4,3% del empleo privado registrado.
El departamento de Los Andes (DLA) se destaca como un epicentro minero con una población minera que supera las 7.000 personas en campamentos, incluyendo a empleados de empresas como Eramine, Posco, Ganfeng y Mansfield.
Esta concentración demográfica genera una presión considerable sobre los servicios locales y plantea interrogantes sobre el impacto social y ambiental del boom minero.
El trabajo minero ha transformado la dinámica laboral en Salta, afirma , analista económico especializado en recursos naturales.
La búsqueda de empleo en la Puna se intensifica debido a los altos sueldos, generando incluso una escasez de mano de obra en otras localidades debido al desarrollo de infraestructuras para proyectos mineros.
Este fenómeno ha invertido el flujo migratorio tradicional, donde antes los pobladores del DLA emigraban a la capital en busca de oportunidades.
La minería se caracteriza por ser un sector predominantemente masculino, con hombres ocupando casi el 90% de los puestos.
Esta realidad tiene un impacto significativo en las familias salteñas, ya que los sistemas de rotación Roster implican largas semanas de trabajo en la Puna, dejando a las mujeres responsables del cuidado de los hijos.
, psicólogo especializado en salud mental laboral, señala: La distancia prolongada y el aislamiento afectan no solo la estabilidad familiar sino que también profundizan un asunto crucial: la salud mental del trabajador minero.
El estrés laboral, la ansiedad por la separación familiar y las condiciones ambientales desafiantes pueden contribuir a problemas de salud mental.
Mujeres en la Minería:
Si bien aún existen barreras para la inclusión femenina en el sector minero, se observa un avance significativo.
Las compañías reconocieron el valor de la mujer, les ofrecieron capacitación y las vieron crecer, comenta , especialista en políticas laborales.
Hoy son ellas quienes escriben una página nueva para su familia y su pueblo.
La participación femenina ha aumentado un 55% desde 2022, mostrando un progreso hacia la diversidad en el sector.
Persisten desafíos como la dificultad de conciliar maternidad con las condiciones laborales exigentes en la Puna.
Afortunadamente, algunas empresas mineras están adoptando medidas para mitigar estas dificultades, ofreciendo licencias parentales ampliadas, teletrabajo y salas de lactancia en los campamentos.
Diversificación Económica:
La volatilidad del mercado de minerales exige que Salta diversifique su economía y explore alternativas más sostenibles.
El turismo se presenta como un sector con gran potencial para generar empleos y revenues en la Puna.
Muchos municipios del DLA están invirtiendo en infraestructura que sirva tanto para la minería como para el turismo, buscando asegurar un crecimiento económico más estable e inclusivo.
Conclusiones:
La minería sigue siendo una fuerza impulsora de la economía salteña, pero su desarrollo debe ir acompañado de un enfoque integral que priorice la salud mental y el bienestar social de los trabajadores, la educación y la sostenibilidad ambiental.
La diversificación económica se presenta como una estrategia crucial para asegurar un futuro próspero para todos los habitantes de la Puna.
La minería en Salta es mucho más que una industria; es un motor fundamental del desarrollo regional, pero también un desafío constante en busca del equilibrio entre el progreso económico y el bienestar social.